La situación económica está
produciendo toda clase de acciones de los ciudadanos en
orden a procurar que se les vea y se les escuche en demanda
de puestos de trabajo principalmente: “no somos de extrema
izquierda, somos de extrema necesidad”, “no con mis
impuestos”, “la crisis que la paguen los capitalistas” y
otras manifestaciones acompañadas de cánticos, caceroladas,
etc. Son infinitas, pues, las muestras de desagrado que
expresa la ciudadanía reivindicando, por ejemplo, mejoras
salariales, seguridad en el puesto de trabajo, no
desmantelamiento de industrias, creación de empleo,
pensiones mas justas y acabar con los recortes
asistenciales.
Nos ha llegado vía e-mail la intervención de una ciudadana
de Cádiz en el Pleno Municipal presidido por la alcaldesa
Teófila Martínez en la que instaba con ahínco, demostrando
ansias y deseos vehementes, entre sollozos, que le
concedieran una licencia para poder instalarse semanalmente
en el mercadillo de la ciudad ya que después de mas de tres
años de haberla solicitado aun no se la han concedido, donde
podría exponer y vender sus manualidades y se expresaba de
la siguiente manera:
“Nos demostráis en cada pleno que pasáis de nosotros, que os
importamos tres pitos, que os hemos dado ese puesto de
trabajo por el que vosotros cobráis y nosotros cobramos una
puta mierda”. ¿Para quién trabajáis, coño?. ”No os habéis
enterado” (siguió diciendo esta madre que viene reclamando
insistentemente el permiso para evitar el desalojo de la
Policía y poder comerciar). “Yo necesito esta licencia para
dar de comer a mis dos hijas”. “Quiero poder decirle a mis
hijas el lunes “¡toma, chocho, que puedes comer de lo que
hay en la nevera que lo ha conseguido tu madre!. Los que
estamos allí somos personas, a ver si os enteráis, y detrás
de esas personas hay familias, familias que viven de lo poco
que consiguen: “Déjennos tener dignidad”.
Ante tal grado de sinceridad, no tenemos mas remedio que
expresar nuestra declaración pública de apoyo a Inmaculada
Michinina, que así se llama la vendedora ambulante que
reventó el pleno del Ayuntamiento de la ciudad de Cádiz
solicitando de la alcaldesa con un nuevo grito de
desesperanza “déjenos tener dignidad” al que ya nos hemos
referido, haciendo gala de todas las virtudes morales que
exigen la Prudencia, la Justicia, la Fortaleza y la
Templanza.
|