Los datos de la Encuesta Anual de Coste Laboral ponen de
relieve, según UGT y CCOO, el “fortísimo impacto que ha
tenido la reforma laboral del gobierno del PP en los
salarios de los trabajadores”. Ambos sindicatos manifiestan
en un comunicado que “la reforma no ha servido para crear o
frenar la destrucción de empleo. Todos sabíamos que no sería
así, puesto que facilitando el despido en época de recesión
solo puede aumentar el número de despidos”.
Los datos de la Encuesta Anual de Coste Laboral, tal y como
destacan UGT y CCOO a través de un comunicado de prensa, son
“elocuentes”, ya que se muestra que hay 673.000 empleos
asalariados menos en el último año, 2 de cada 3 de ellos
indefinidos, y una mayor precariedad que se refleja en todos
los indicadores.
Ambos sindicatos recuerda que “no era ese su objetivo real”,
sino el que reflejan los indicadores salariales, a pesar de
que no estuviera entre sus objetivos declarados: para
inducir una intensa devaluación salarial, haciendo cargar el
peso del ajuste sobre los trabajadores y preservando del
mismo a los perceptores de otras rentas, a quienes más
tienen. Cargar, en definitiva, el peso del ajuste sobre los
asalariados y pequeños autónomos.
En 2012 el coste laboral ha caído un 0,8%. Es decir, que a
las empresas les cuesta un 0,8% menos producir. Sin embargo,
los precios no se han reducido, como cabría esperar si las
empresas hubieran trasladado la rebaja salarial a los
precios de sus productos, para hacerlos competitivos. El IPC
ha aumentado en 2012 un 2,4%. Es decir, que mientras a los
empresarios cada vez les cuesta menos producir, a costa de
las retribuciones de los asalariados y de sus condiciones
laborales, cada vez venden más caro. “¿Dónde está el
beneficio para nuestra competitividad que preconiza la
teoría de la devaluación salarial?”, se preguntan ambos
sindicatos.
La Encuesta Anual de Coste Laboral ofrece también otros
resultados en este sentido que merecen destacarse. De un
lado, los costes de indemnización por despido han caído un
12% en 2012, lo que viene a reafirmar el efecto esperado por
la reforma laboral, al abaratar y facilitar dicho coste. De
otro, un 11,2% de los trabajadores han visto modificadas las
condiciones de convenio, en lo que supone otro efecto de la
reforma, que otorga en último término al empresario la
potestad para disponer unilateralmente de las condiciones
pactadas libremente en los convenios. Todo ello refleja un
importante aumento de la inestabilidad y precariedad
laboral. Caminamos hacia un mercado laboral con menos empleo
y de peor calidad, lo que supondrá una economía con menos
capacidad de generar riqueza y menos competitiva en el medio
y largo plazo. Porque la competencia vía costes laborales
tiene un recorrido muy corto y estrecho.
Desde 2010, año que comenzaron los drásticos recortes u la
austeridad extrema, los costes laborales en términos reales,
un vez descontada la inflación, han caído un 6,3%. Como
consecuencia, se está produciendo un cambio estructural en
la distribución de la renta en España: el peso de las rentas
del trabajo en el total del PIB cae continuamente , mientras
que los excedentes de las empresas y las rentas mixtas han
crecido hasta alcanzar niveles máximos. Por eso desde el
cuarto trimestre de 2012 suponen una porción mayor que la
remuneración de asalariados (46,3% frente a 44,7%), una
situación anómala y excepcional en el contexto europeo. En
definitiva, los datos del coste salarial reafirman el
pernicioso impacto que está teniendo la reforma laboral
impuesta por el del PP en 2012, así como de las políticas
económicas y laborales puestas en marcha desde 2010 y, con
mayor intensidad, desde finales de 2011, con la llegada al
poder del Partido Popular y la imposición de un programa
máximo de recortes y contrarreformas.
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