Fue el pasado domingo, día 28 de
julio, el mismo día que también cumplieron años “el conejo”
Cristóbal Montoro, o el ex seleccionador de fútbol, Luis
Aragonés.
Si los datos que nos llegaban ese día eran ciertos, Alfredo
Pérez Rubalcaba cumplió 62, Montoro 63 y Luis Aragonés 75.
Cada uno tiene su historia y yo, puestos a elegir, me
quedaría con la de Luis Aragonés, porque la de Cristóbal
Montoro, a la vista está, me parece que va a ser considerada
como una de las más nefastas, en cuanto a ministros de la
democracia se refiere.
Lo de Rubalcaba es otra cosa, empezando porque él se ve a sí
mismo como uno de esos extraños personajes de las novelas
negras con las que se evade al final de cada jornada.
En él aparecen, a veces, superpuestas la maldad y la
dulzura, pero siempre tirando a que venza la primera,
posiblemente al hacerse este planteamiento:”Si no fuera
malo, estaría muerto y si fuera dulce, no podría vivir”.
Todo esto cuadraría muy especialmente para sus actuaciones
cuando la ex ministra Chacón quiso presentarse a las
primarias que no se llegaron a celebrar, porque entonces,
más que nunca, apareció el carácter poliédrico lleno de
altanería, con tintes de altivez o, más bien, de verdadero
embaucador..
Tras todo aquello, ya se sabe, de una manera pintoresca,
Alfredo Pérez Rubalcaba pasó a ser el líder discutido,
discutible y que cosechó en las elecciones del 2011 el mayor
de los fracasos, junto al que en su día obtuvo Almunia, en
todas las comparecencias de la democracia.
Y eso que para medirse a Rajoy, que ya había perdido dos
veces ante Zapatero (¡¡manda huevos!!, que diría Trillo) no
tuvo recato en comenzar hablando de educación. El tema más
manido desde hace muchos años y que atormenta a los del
“capullo” cada vez que los del PP lo ponen sobre el tapete.
A Rubalcaba, incluso a los 60 años, la educación es el
asunto que más le gusta, por haber estado metido en ello y
por haber sido donde dio sus primeros pasos en la política,
con un cargo de importancia. Ni que decir tiene que la
ideología educativa de Alfredo Pérez Rubalcaba, yo como
catedrático, la rechazo, por el mal que ha traído, desde
hace muchos años, a nuestro país.
Además, su espíritu embaucador, que he dicho antes, le lleva
a la conclusión de que la educación propugnada por el PSOE
ha sido la salvación de este país:¡¡Maleja gilipollez!!.
“No voy a cambiar ninguna de las leyes educativas que
actualmente están en vigor en nuestro sistema. Ninguna”.
Para seguir diciendo, en uno de sus discursos:”Que la
educación no necesita zarandeos legislativos, lo que
necesita es consenso, diálogo y estabilidad en su marco
legal. No hace falta cambiar las leyes, basta con hacer las
cosas bien”.
Estas frases, por sí solas, nos definen al personaje que
aspiraba a presidente, que fue derrotado estrepitosamente,
que se sigue dejando querer, ya veremos si para las
siguientes elecciones, también, a pesar de que desde dentro
se pide gente joven, porque un proyecto de futuro no parece
que conecte con los 62 años que acaba de cumplir, y tampoco
con la historia oculta, que en un momento que no sea su
cumpleaños podremos sacar a colación, un día.
No me imagino a Luis Aragonés tratando de explicar hoy a sus
jugadores, si los tiene, unas técnicas de entrenamiento del
año 75, por ejemplo.
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