No he nacido en Ceuta, tampoco es
que lleve demasiados años viviendo en esta ciudad, aunque
voy camino de acumular quince años en el norte de África
entre Marruecos y Ceuta. Han sido muchas las vivencias que
por mi actuación profesional he tenido la suerte de poder
desarrollar. He mencionado que he tenido la suerte, porque
gracias a la cultura, el conocimiento, la amistad, la
interacción con las personas, gran parte de ellas
pertenecientes a la Comunidad Musulmana, he aprendido y
conocido unos valores que me han hecho ampliar, valorar,
reconocer y reflexionar lo importante de la riqueza
intercultural de las dos orillas del Mediterráneo.
Me he encontrado muy cómodo viviendo en Tetuán, ciudad que
me trae recuerdos inolvidables a nivel profesional, por las
personas con las que he podido convivir, conocer y aprender
sus grandes valores humanos y culturales, así como
inolvidables son los paseos que todos los días podía
disfrutar por la calle Mohamed V y por las sinuosas calles
de la Medina, que al final del día me proporcionaban uno de
los placeres con los que más he disfrutado. Poder caminar
por lugares de una belleza inusitada, que me hacían viajar
varios siglos de historia.
Además de mi estancia en esa ciudad, también son
inolvidables las experiencias profesionales, así como los
lazos de amistad con miembros de la Comunidad Musulmana de
Ceuta. Entre mis mejores amigos tengo la suerte de contar
con estrechas amistades de diversas barriadas de la ciudad.
Si un hubiera sido por la Comunidad Musulmana posiblemente
yo no hubiera permanecido tanto tiempo en el norte de
Marruecos y en la ciudad española de Ceuta. Junto a lo
anterior, el clima, la luz, el mar, las ciudadanas y
ciudadanos, la proximidad a Andalucía, me atraparon e
hicieron que optara por quedarme aquí en Ceuta, aunque podía
haberme dirigido a otras ciudades del interior de la
península más cercanas a mis raíces familiares.
En días pasados se han producido unos acontecimientos,
motivados por unas declaraciones de un orador y “estudioso”
del Corán, que han dado lugar a unas manifestaciones de
desacuerdo, debido al tratamiento que se les ha dado a los
derechos que tiene reconocidos la mujer en nuestro país y
que están amparados en el artículo 9.2 de nuestra
Constitución, en el artículo 14 y en la Ley Orgánica 3/2007,
de 22 de marzo, sobre la igualdad efectiva entre hombre y
mujeres. Las mujeres de Ceuta, sean musulmanas o no, son
occidentales y españolas, por lo tanto todas tienen los
mismos derechos. El reconocer este hecho y poner en
evidencia una opinión no significa un atisbo de racismo, ni
una falta de respeto al Islam y a la Comunidad Musulmana de
Ceuta.
Personalmente me considero creyente, católico y socialista.
Como católico he escuchado manifestaciones de algunas altas
personalidades de la jerarquía católica con las que no he
estado de acuerdo, precisamente porque algunas de ellas
podrían afectar a los derechos de la mujer, pero no condeno
a todo el cristianismo, porque sería injusto juzgar y emitir
un juicio considerando a toda una religión como cómplice
universal, pues los valores del cristianismo son mucho más
proclives a la solidaridad y a la paz.
Como socialista creo y defiendo los valores democráticos de
la justicia, la igualdad entre los hombres y las mujeres, la
solidaridad, la paz y la no discriminación. Como decía mi
compañera y Secretaria de Organización del PSOE de Ceuta,
Paloma Fernández Coleto: “Mostramos nuestro absoluto respeto
a las personas que de manera individual vivan su religión
como deseen” El defender la igualdad de género no significa
que se intente repudiar, criminalizar y ofender a todos los
miembros de una religión como la Islámica ni a una comunidad
que nos merece todos los respetos, como es la Comunidad
Musulmana de Ceuta, pues hay muchos miembros de esa
Comunidad que también pertenecen al Partido Socialista
Obrero Español. Podremos estar en desacuerdo con algunas
manifestaciones o personas que emiten determinadas
opiniones, pero como socialista pienso que hay muchas
personas de la religión Islámica que también son mucho más
proclives a la solidaridad y a la paz.
Apoyo y defiendo las manifestaciones de mi compañera,
Secretaria de Igualdad, Sandra López Cantero, pues lo único
que ha pretendido ha sido defender la igualdad de los
derechos de la mujer, y no entiendo determinadas
declaraciones de algunos líderes de una coalición política,
que para obtener una rentabilidad electoral recurren a la
descalificación, la arrogancia, la demagogia y al insulto,
dando la sensación que prefieren permanecer en la tibieza y
la indefinición . Afortunadamente tengo algunos amigos en
esa coalición que tienen un más alto sentido del respeto y
la democracia.
El PSOE seguirá defendiendo los valores constitucionales y
según ha manifestado su Secretario General, José Antonio
Carracao, en el próximo pleno “defenderá la pluralidad
religiosa, el respeto y remoción de las limitaciones y
atentados a su ejercicio, como señas de identidad de Ceuta”
“El respeto a los derechos y libertades fundamentales, a su
ejercicio y sus manifestaciones, que son imagen y símbolo de
esta ciudad multicultural ejemplo de convivencia y
tolerancia”.
Finalmente no quiero terminar este artículo sin hacer
referencia a unas de las ideas que los socialistas
propugnaron en el anterior Gobierno y que seguirán
defendiendo: “La Alianza de Civilizaciones”, por supuesto
también en Ceuta, pues el futuro de la humanidad pasa por el
consenso y la puesta en valor de todo aquello que nos une y
nos dignifica como seres humanos, pues es mucho más lo que
nos une desde el punto de vista social, cultural, religioso,
así como en referencia a los derechos humanos, pero eso no
significa poder tener claro, como decía en su artículo
reciente mi compañera y socialista, Noelia González Miaja,
que: “Contra el machismo no cabe la ambigüedad”.
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