El ex presidente de la Ciudad
Autónoma de Ceuta, Antonio Sampietro (GIL), llegó a la
ciudad autónoma en junio de 1999 con una copia del programa
electoral con el que Jesús Gil, el polémico alcalde de
Marbella, consiguió la mayoría absoluta durante tres
elecciones consecutivas. De todas las promesas incluidas en
dicho programa, sólo existe constancia de más policías, una
planta de transformación de basuras, un centenar de pisos a
medio terminar y dos procesos judiciales por cohecho
abiertos por Anticorrupción.
El Grupo Independiente Liberal atrajo a sus filas a un
importante número de militantes de otras formaciones
políticas hechizados por las promesas de quien llegara a
nuestra ciudad durante la celebración de las Fiestas
Patronales de 1998, mientras otros pocos, muy pocos,
decidimos implicarnos en el nuevo proyecto del Partido
Popular. Un trabajo intenso y complejo de quienes decidimos
libremente apoyar, en las peores circunstancias posibles, a
esta formación desde la sede de Real 90.
Durante meses asistimos impasibles al desmembramiento de la
formación política venida desde Marbella. Una época convulsa
que llevó a nuestra ciudad a protagonizar horas y horas en
los principales medios de comunicación del país. Pero como
todas las historias, esta finalizó con la extinción
definitiva del Grupo Independiente y Liberal en nuestra
ciudad. Algunos abandonaron definitivamente la política y
otros recalaron en formaciones de diferente color. En
definitiva, la historia nos muestra el camino para no
repetir los errores cometidos, pero también para incidir
sobre los aciertos. Desde este pequeño espacio de opinión,
mi reconocimiento personal a quienes demostraron
sobradamente, durante esos convulsos años, una lealtad
política inquebrantable.
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