José Antonio Griñán, fue nombrado
a dedo por su antecesor en el cargo, Manuel Chaves. Y desde
2009 viene ejerciendo de presidente de la Junta de
Andalucía. Pero en el año aproximado que ha transcurrido de
esta legislatura autonómica andaluza, ejerce como presidente
de la Junta, gracias al pacto de gobierno que llevó a cabo
el PSOE con Izquierda Unida.
Chaves y Griñán, creo que son presuntamente de la misma o
parecida escuela política. Y al poseer muchos ingredientes
comunes pueden ser ‘tal para cual’. Por ello, ahora, Griñán
en una maniobra ‘democrática’, muy similar a la que realizó
su antecesor para que fuera nombrado él presidente de la
Junta, acelera su sucesión en el cargo, pillando fuera de
juego al resto de las corrientes socialistas. Con el único
objetivo, de colocar a su delfina política, Susana Díaz, en
la poltrona andaluza del Palacio de San Telmo. Cortijo
político andaluz, al que bauticé hace años como el Palacio
de ‘San Timo’. Desde donde Griñán ha pasado el rodillo del
ordeno y mando, debiendo la militancia acatar sin rechistar
la disciplina impuesta, porque el que se mueva
contrariamente, a esta decisión sucesoria ‘democrática’, no
sale en foto alguna.
La apresurada huida de Griñán de la presidencia de la Junta
de Andalucía, era esperada por mí, porque posee
presuntamente desde hace años casi todas las papeletas, para
que próximamente sea citado a declarar ante la Justicia,
sobre unos de los mayores presuntos saqueos de las arcas
públicas, llevado a cabo a través de la presunta trama
corrupta de los ERE falsos de Andalucía.
No creyéndome, de ninguna de las maneras, los argumentos
esgrimidos por Griñán, acerca de su marcha de la presidencia
de la Junta a finales de agosto próximo. Porque
políticamente creo que presuntamente no ha sido ‘trigo
limpio’. Y cabe la posibilidad, de que mienta, al ser una
presunta práctica habitual en políticos como él y no sólo
del PSOE sino del resto de las diferentes siglas.
Supongo, que José Antonio Griñán, como no sabrá hacer otra
cosa que ejercer de político a grandes alturas con chóferes,
secretarias-os y maleteros. Debido a que la Justicia vuela
sobre el nido de algunos presuntos cucos de la Junta de
Andalucía. No tiene intención, don Pepe, de dejar la
política activa. Habiendo anunciado a bombo y platillos, que
proseguirá al mando de la presidencia nacional y de la
Secretaria General andaluza del PSOE.
Pero mucho me temo, que el PSOE para premiar los servicios
prestados al partido, lo podría nombrar hasta senador para
que siga siendo aforado. Pero si eso es imposible, lo
podrían colocar en un puesto similar como el que tiene
actualmente la exministra socialista, Magdalena Álvarez, en
el Banco Europeo de Inversiones.
Andalucía, estimado lector, ha sido el semillero de votos
del PSOE. Y si la mayoría de los sociatas, en los cuarentas
años de democracia transcurridos, hubieran defendido
mínimamente a esta comunidad histórica como lo hacen con las
suyas catalanes y vasco. España, sin duda alguna, se hubiera
gobernado desde Andalucía y no desde Madrid, el País Vasco o
Cataluña.
Por ello, los andaluces tenemos lo que nos merecemos, al
haber sido gobernados como lo han hecho tan mal los
socialistas desde que falleciera el dictador Franco.
Encontrándonos en todos los sentidos, en el vagón de cola de
Europa, por culpa de sus perjudiciales gestiones realizadas.
Dejando a Andalucía como una comunidad de servicios para el
resto de España y de Europa…
Y es así, como lo creo, pienso y expreso, porque, además,
los andaluces estamos sufriendo dos dictaduras consecutivas:
la genocida del tirano Francisco Franco y la ‘democrática’
del Partido Socialista Obrero Español. Por ello, si “tanto
monta Isabel como Fernando”. Me avergüenzo como andaluz que
soy de pura cepa, de que José Antonio Griñán haya sido hasta
la fecha, columna vertebral o estandarte del PSOE. Porque
él, así como otros barones y altos cargos socialistas. De
socialistas tenían y tienen poco, pero de obreros mucho
menos, al ser y desempeñar presuntamente el papel caduco,
trasnochado y rancio de señorito andaluz.
A Griñán, lo tenía más calado políticamente que a un melón
agrio. Y la forma ‘democrática’ adoptada para ser
sustituido, habrá supuesto una verdadera desilusión, para
los militantes y válidos jóvenes políticos del PSOE, que
intentan llevar a cabo una profunda renovación del partido.
Pero luchar con un par contra el oficialismo lo hacen pocos.
Por eso, cada día admiro más a Sánchez Gordillo y a Diego
Cañamero. Consecuentemente, en Andalucía, “el volver a ser
lo que fuimos”, no depende exclusivamente de los políticos,
sino del pueblo andaluz, una vez que despierte de la
anestesia, a la que nefastos políticos sinsustancias de
media rosca lo tienen sometido.
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