Esta será la duda con la que nos
vamos a quedar, por mucho que se escriba, se hable o se
juzgue, en su día.
Y es que van varios días, desde que “descarriló” el Alvia, a
las mismas puertas de Santiago de Compostela, y todavía no
se ha pasado de conjeturas encontradas, según determinadas
partes, interesadas en una u otra versión.
Aquí lo único cierto es que como consecuencia de ese
accidente, unas ochenta personas han fallecido. Todo lo
demás, si acaso, la historia lo podrá explicar algún día.
Y aquí, el cabeza de turco, posiblemente porque fue el
principal responsable de la tragedia, comienza a apuntar a
Francisco José Garzón, el maquinista que conducía el tren.
El error humano, si no hay otro escondido por detrás,
estaría en que salió del túnel a una velocidad inadecuada,
en torno a los 200 kilómetros por hora, velocidad que
incitaba, necesariamente, a la tragedia, por cuanto en ese
tramo, parece que, había una limitación de tan sólo 80
kilómetros por hora.
Y aquí viene el verdadero dilema de por qué se circulaba por
allí a esa velocidad cuando el maquinista, experto en su
oficio, llevaba mucho tiempo pasando, casi a diario, por ese
lugar.
Lo más fácil, de momento, es hablar del error humano, de si
fue víctima de una distracción o de algún tipo de problema
que le impidiera actuar con la naturalidad que lo había
hecho en otras docenas de veces.
Los diversos organismos, incluso alguno oficial, aparte de
salir en la foto como los verdaderos preocupados por la
tragedia, ya han comenzado a lanzar balones fuera, para
evitar ellos, sus organismos, las responsabilidades que
tiene que traer este suceso. RENFE, Adif o Fomento ponen el
punto sobre el error humano, que nadie vamos a negar, pero
que es muy posible que no fuera lo único.
Y a partir de aquí, incluso admitiendo el error humano,
habrá que entrar un poco más en profundidades que esos
organismos, de momento, no tocan. Naturalmente hay que
abordar todo sobre los sistemas de seguridad de los trenes
de alta velocidad, muy especialmente, de los Alvia.
¿Falló el hombre o falló la técnica?. Es lo primero que hay
que resolver, porque el maquinista pudo fallar, seguro que
falló, pero lo que habrá que aclarar es como se pudo llegar
a esa curva a casi 200 kilómetros por hora de velocidad,
cuando el tren y la vía poseen un sistema de frenado
automático que evita esos excesos.
Repito, el hombre pudo fallar, pero los elementos técnicos
tampoco estuvieron totalmente acertados. Y estamos en la
alta velocidad, que en este caso, hacia Galicia parece que
no es igual que hacia Sevilla, Barcelona o Valencia. No voy
a decir que esto sea una chapuza, pero la adaptación de
estos trenes, en esta línea, parece que no es total.
Lo que no nos podemos creer, a la ligera, es que el
maquinista llevara desactivado el sistema ERMTS que frena de
forma automática en los trenes de alta velocidad.
Es más, conductores del trayecto Madrid-Ferrol mantienen la
idea de que este sistema da problemas de comunicación, con
lo que, de ser cierto, el error humano se pudo producir,
pero la tecnología no parece que lo supiera corregir.
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