La familia está muy satisfecha con la sentencia condenatoria
del Tribunal Supremo, ya que llevamos esperando ocho largos
años que se hiciera justicia”. “Mi padre, que ahora en paz
descanse, fue apaleado y se le propinó una brutal paliza por
dos miembros de la UIR de la Policía Local”. Con estas
palabras comienza su relato uno de los hijos de Abselam
Mohamed, Tarek Mizzian, que ostenta en estos momentos el
cargo de presidente del Partido Democrático y Social de
Ceuta (PDSC). Sin embargo, Mizzian se sienta con EL PUEBLO
para hablar de su experiencia personal, de cómo su familia
lo ha pasado en estos últimos años. “Ha habido muchas
mentiras y declaraciones contrarias, pero por fin, después
de la primera sentencia de la Audiencia Provincial de Cádiz
y esta segunda del Tribunal Supremo, que ratifica la
primera, se condena a estos dos policías por malas prácticas
y abuso de autoridad”.
La Sala de lo Penal del Tribunal Supremo confirmaba hace
casi dos semanas la sentencia condenatoria que dictara, el
año pasado, la Sección VI de la Audiencia Provincial de
Cádiz en Ceuta contra dos agentes de la Unidad de
Intervención Rápida (UIR). Después de que se estudiara el
recurso que fue presentado por la defensa de los agentes,
los magistrados confirmaron la condena de dos años de cárcel
por un delito de lesiones agravado por el abuso de
“superioridad” y atenuado por la concurrencia de dilaciones
indebidas, modificando únicamente el periodo contemplado de
inhabilitación. Así, los agentes no podrán ejercer sus
funciones de “policía del Ayuntamiento de Ceuta” durante un
año y diez meses.
“Fue una brutal paliza que llevó a mi padre -Abselam M.M.- a
que perdiera un ojo, además de causarle secuelas en todo el
cuerpo”, explica Mizzian emocionado. Esta situación le llevó
a “una depresión; no salía de casa y dejó el trabajo porque
no se encontraba ni física ni moralmente bien”. Incluso
Abselam “tenía miedo a conducir, ya que el carnet lo tenía
en vigor, a pesar de que se diga lo contrario”. “Tengo ese
carnet como recuerdo...”, explica. El padre de Tarek,
continúa su hijo, tenía “miedo a la Policía”. “Se hundió
mucho, hasta que tuvo un infarto en el año 2008”. Mizzian
destaca que, desde que se produjo la “brutal paliza”, él y
su familia “siempre” han perseguido que “se supiera la
verdad; esta verdad sólo ha tenido un camino”. “Ahora más
que nunca creemos en la Justicia, a pesar de todas las
barbaridades que se han dicho”, recalca.
El vídeo “probatorio”
Sobre el por qué de la paliza, el hijo de Abselam destaca
que “no pasó nada para que se la dieran”. “Supuestamente se
equivocaron de persona y gracias a Dios que hubo un vídeo
probatorio donde se ve perfectamente que mi padre baja del
vehículo y le dan una paliza”, relata. “Mi padre tenía en
aquellos tiempos sesenta años, era diábetico y muy conocido
en la ciudad; lo único que alcanzó a decir es que era
diabético y les pidió que no le pegaran más...” “¿Qué he
hecho?”, preguntó a los agentes de la UIR. “Es el vídeo el
que se ha valorado y se han echado por tierra todas las
mentiras que se había inventado el grupo para tapar este
suceso”.
Mizzian también comenta a este diario que la vivienda
familiar, propiedad ahora de su madre, se encuentra
embargada. La causa es que el “Consorcio de Compensación
reclamaba a mi madre 14.000 euros porque dice que mi padre
había embestido a dos vehículos policíales, cuyos daños
ascendían a esta cantidad”. Sin embargo, “la sentencia
asegura que mi padre nunca tuvo ningún accidente con esos
vehículos” y ratifica que el coche de Abselam “estaba en
perfectas condiciones”. De ahí que la familia vaya a
solicitar al Consorcio de Compensación la eliminación de
esta ‘pena’. “Además, los policías también tendrán que dar
cuenta a este Consorcio de una actividad que entendemos que
es delictiva, por mentir por unos accidentes que no
ocurrieron”.
Por otra parte, Mizzian no quiere dejar pasar la oportunidad
de manifestar su opinión acerca de la ‘dejadez’ del Gobierno
de la Ciudad en este asunto: “Como grupo político queremos
recordar al Gobierno de la Ciudad y a los responsables
políticos y policiales que siempre estuvieron a favor de
estos policías, que, con la sentencia del Tribunal Supremo
en la mano, hasta ahora, ningún miembro del Gobierno ni
tampoco de la Policía, con un gesto de humanidad o político,
se ha acercado a la familia para pedir perdón”. “Ocho largos
años...”, medita. El hijo de Abselam insta al presidente de
la Ciudad, Juan Vivas, a “pedir perdón”. “Soy una persona
pública y presidente de un partido político, y Vivas trata
directamente conmigo; qué menos que una llamada telefónica”,
ironiza.
En el sentido más puramente político y como representante
del partido localista PDSC, también recuerda que sus dos
precedesores en el cargo, tanto el ya desaparecido Mustafa
Mizzian, como Abderrafer Mohamed, que dejó la presidencia
por motivos personales, habían defendido la disolución de la
Unidad de Intervención Rápida. “Las actuaciones de este
grupo son polémicas y ha actuado de forma peligrosa
lesionando a numerosos ciudadanos”. “De hecho, hay cientos
de denuncias y, de forma próxima, llegará la denuncia de un
médico y la de un comerciante de la ciudad, esta última, ya
se encuentra en el Tribunal Supremo”, advierte. “El problema
de la UIR data de hace muchos años, somos gente humilde y no
tenemos por qué sufrir este tipo de situaciones”, destaca.
Para el PDSC la UIR es un grupo “nocivo” para la paz social.
Según Mizzian, esta unidad “no es del agrado de los vecinos
de la periferia”, y agrega que “otros Cuerpos como la
Policía Nacional o la Guardia Civil son respetados”.
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“Nadie se ha acercado a pedir perdón a ningún miembro de mi
familia”
Tarek Mizzian no quiso pasar la
oportunidad para valorar la recogida de firmas que se ha
iniciado para ‘indultar’ a los dos agentes de la UIR. “Si
piden un indulto, la parte contraria, que en este caso somos
mi familia y yo, debería emitir un informe”. “En este caso,
nadie se ha acercado a pedirnos perdón ni a mi madre, ni
hermano, ni hermana ni a mí”, lamenta. “Tengo un negocio en
una zona muy conocida y nadie ha venido a decirme nada”,
afirma. “Se pide un indulto tras haber cometido un delito;
si se está condenando, se tiene que ejecutar la condena”,
comenta Mizzian, que explica que ha escuchado de vecinos que
la recogida de firmas no se está haciendo en las mejores
condiciones posibles.
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