El primero del Papa Francisco a
Brasil. No ha sido a su país natal, Argentina, pero sí a un
territorio muy cercano y a uno de esos países que
últimamente parecía una cosa, pero que poco a poco se va
demostrando otra mucho más complicada.
La economía brasileña parecía estar en un crecimiento
extraordinario, cuando medio mundo está camino de la ruina.
Esa apreciación que se tenía puede ser errónea y lo que no
es erróneo es que la seguridad hoy, igual que hace un mes,
brilla por su ausencia.
El Papa ha ido como un peregrino más, pero no es lo mismo,
el Papa sigue planteando actitudes que incluso no terminan
de agradar en altas esferas de la propia Iglesia, como ha
sido el hecho de que subiera al avión, portando su propia
cartera de trabajo, una anécdota más que otra cosa.
Algo está cambiando en pocas semanas, aunque no sabría decir
si todos esos cambios son positivos en una religión de dos
mil años, o si sería más positivo mantener las estructuras
básicas elementales.
“No traigo oro, ni plata, sino a Cristo”, frase que será el
centro del todo el viaje de Francisco por tierras
brasileñas.
El “papa móvil” que en principio no se utilizó habrá que ver
si se tiene que usar para asegurar así la propia seguridad
del Papa.
Es cierto que es más cercano ir en un simple vehículo
descubierto, pero también es cierto que con la mayor parte
de las actitudes, que se han querido imponer, la seguridad
está siendo más que discutible y en la primera jornada ya
hubo problemas y algún cambio.
Para mí, lo más atractivo de este viaje es el encuentro con
la juventud, con una juventud que, en gran parte del mundo,
está corriendo el riesgo de ser una generación que no va a
tener, a lo largo de su vida, un trabajo garantizado.
A partir de aquí ... interesantes se presentan todas las
reuniones de catequesis y lo que eso conlleva, más que
simplemente religioso, socialmente atractivo, algo en lo que
viene haciendo hincapié el Sumo Pontífice.
Van a ser unos días electrizantes para un país que quiere
ponerse de moda pero en el que tengo muchas dudas de que
esté preparado a conciencia para garantizar un orden que es,
totalmente, necesario para este tipo de visitas.
Lo que no sería agradable es que un viaje oficial, elegido
con toda intención por el Papa, terminara de una forma que
rompiera esa tendencia que parece imponerse de que Europa
deje de ser el centro del ámbito puramente religioso, por
haber otros territorios en los que se necesitan mucho más
este tipo de visitas para el crecimiento de lo religioso y
la estabilidad de lo social.
El Papa Francisco, con sus modos de actuar, para quienes
hemos conocido la actividad de Reitzieger, puede ser el que
recoja la cosecha que, desde el primer día, sembró el Papa
Emérito, Benedicto XVI.
¿Viaje con actitudes revolucionarias?. Sencillamente no lo
creo. Hay detalles, hay guiños, pero lo que no debe esperar
nadie es que con el Papa argentino se va a dar un trasfondo
de bases en la Iglesia.
Sí va a haber correcciones. Sí se van a ir eliminado muchos
escándalos que han denigrado a la Iglesia, pero el cambio
por el cambio no va a existir, por el mero hecho de que se
vayan trasladando los trayectos viajeros pontificiales a
África o a Hispanoamérica.
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