Si el 89 %, según la prensa,
piensa que el presidente del gobierno debe comparecer en el
Congreso, creemos que es llegado el momento de que Mariano
Rajoy haga ya su aparición en el hemiciclo, que es lo mismo
que decir para todos los españoles, y no en una entrevista
para los medios de difusión.
Si después de ello, estamos convencidos que socialistas y
comunistas, principalmente, quienes insistían en platear un
voto de censura (que, dicho sea de paso, no obliga a Mariano
Rajoy a asistir a esta sesión del Congreso) no lo harán a
sabiendas de que nada va a perder el Partido Popular, pues
es conocido que ni socialistas, ni la oposición al completo,
tienen votos suficientes para obligar el cese de Mariano
Rajoy.
Siguiendo la trayectoria iniciada en 1980 cuando Felipe
González interpuso el primer voto de censura de nuestra
democracia contra Adolfo Suárez, defendida por Alfonso
Guerra y rechazada por Rafael Arias Salgado derrotada por la
mayoría de votos de la extinta U.C.D. La segunda, propuesta
por Alianza Popular contra Felipe González, presentada por
Antonio Hernández Mancha, estuvo abocada al fracaso, como la
que ahora se preveía llevar a cabo, por la mayoría absoluta
de los votos socialistas, o sea, las dos únicas veces que la
democracia española ha vivido votos de censura sus
convocantes fracasaron estrepitosamente.
La situación política, no obstante, también según la mayoría
de los comentaristas políticos especializados en la materia,
no está preparada para la celebración de un próximo proceso
electoral, cuando es inminente el de las Elecciones Europeas
(que pueden ser un punto de referencia para el resultado de
las Generales), el de la Junta de Andalucía en 2013, de
Cataluña, País Vasco, Gallegas y las Locales en mayo de
2015.
Lo que si estimamos en todo su valor es la comparecencia de
Mariano Rajoy en el Congreso de los Diputados para, como ha
anunciado, “que es bueno que él mismo tenga una
comparecencia en la Cortes Generales, que no le ha influido
la moción de censura que ha anunciado el PSOE y que
comparecerá para hablar de la situación económica de España
y dar su versión sobre el caso Bárcenas”.
Esto nos dará ocasión de comentar un nuevo combate Mariano
Rajoy VS (contra) Alfredo Pérez Rubalcaba, en el que el
primero dejará patente los “derechazos” que se han venido
aplicando para el aumento de la contratación laboral así
como la mejoría de la economía española, después del
desastre o herencia recibida de José Luis R. Zapatero y, el
segundo, el lamento a la errónea y catastrófica gestión como
son los elementos provocadores del rescate bancario y otras
medidas equivocadas e injustas, además de haber hecho recaer
el peso de la crisis en las clases medias trabajadoras, todo
ello guardando muy mucho sus flancos para no recibir golpes
directos (los ERES, Roldan, Filesa -con condenados por
falsedad ideológica en documento mercantil, fiscal,
financiación ilegal de su partido, malversación de fondos
públicos, apropiación indebida, delito monetario, tráfico de
influencias, asociación ilícita-, aparte del grave delito
cometido por los GAL y otros de menor identidad) que, en
comparación con el caso Bárcenas, pudieran dejarlo K.O. en
cuanto empezara el primer asalto del combate que hemos
creado en nuestra imaginación.
Eso sí. Un voto de censura en toda regla, se decir con la
mayoría de votos, ocasionaría la dimisión del presidente del
gobierno y provocaría unas nuevas elecciones que, de seguro,
si se sigue el descenso de electores y de simpatizantes que
se viene dando en el PP, con la unión por otra parte de
todas las fuerzas de la oposición mas los radicales,
indignados, verdes, etc. podrían acabar con la hegemonía de
este Partido y, por ende, con su liderato no solo en el
gobierno de la nación, sino en Autonomías, Ayuntamientos y
Diputaciones Provinciales. Por lo tanto, ya puede Mariano
Rajoy extremar su “guardia” (que en el argot boxístico
quiere decir su integridad física) y estrategia para no ver
a su Partido inmerso en esta vorágine que supondría su cese
como jefe del Gobierno de España.
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