En pocas ocasiones ha pasado un
equipo como el Barcelona por la necesidad de remover el
banquillo sin proponérselo el club y sin que fuera por estar
a disgusto con el técnico o a la inversa.
Ahora ha sido otro motivo, un motivo alarmante por el riesgo
que corre la salud de Tito Vilanova si sigue con el trabajo
que con tanto gusto realizaba y que representa el sueño para
cualquiera que quiere entrenar.
Estaba visto, aunque en Barcelona parece que tenían echado
un velo que no les hacía ver la realidad. Y digo que estaba
visto por cuanto la reproducción, hace ocho meses, tras
haber sido intervenido un año antes, sin necesidad de ser
expertos en medicina, nos estaba apuntando a que algo no
funcionaba como era debido.
La salud está antes que todo lo demás y cuando se ha dado
este paso, a los tres días de haber comenzado la
pretemporada, es que queda muy claro, para el técnico y para
el propio club que esto no tiene vuelta atrás. Es lo que
parece y es lo que puede suceder a pocos meses vista. Tiempo
al tiempo.
Hace unos días, el infalible Guardiola, el aparentemente sin
defectos, pero envuelto en la más desagradable hipocresía,
salía con unas manifestaciones que no dejaban títere con
cabeza y que, de refilón, tocaban a Tito Vilanova y su
enfermedad.
El silencio, por parte de todos hubiera sido la mejor de las
manifestaciones, pero a las palabras de Guardiola se dio la
respuesta desde el Barcelona y, también, desde el propio
Vilanova.
En todas las respuestas había un fondo, la enfermedad del
técnico, pero una enfermedad como algo pasado. Eso hubiera
sido lo ideal, pero la enfermedad seguía latente y se ha
mostrado, en pocos días, más implacable que nunca, hasta
tener que decir: ¡Basta!, ya no se puede más.
Una desagradable sorpresa, incluso para los más pesimistas,
porque este desenlace, ahora mismo, no lo preveía nadie, y a
nadie se le hubiera ocurrido decir, hace una semana, que
esto se iba a dar en tan pocos días, como se ha dado en los
finales de la semana que concluyó ayer.
Ahora, volver a empezar. El Barça con un nuevo entrenador.
Tito Vilanova con el tratamiento que los médicos le hayan
ordenado y en el pensamiento de muchos culés, especialmente
de los que no son resultadistas, seguirá estando un técnico
que llegó de rebote, que suplió al que se creía que era el
no va más, y que en sólo una temporada ha dejado un buen
sabor de boca a todos los seguidores del equipo catalán.
A partir de ahora todo tendrá que seguir, nadie es
imprescindible, pero hay unos que han sido o son más
necesarios que otros y en el banquillo del Barcelona
figurará el que sea, pero mientras la sombra alargada de
Guardiola ya hace meses que se fue borrando, poco a poco, la
sombra estática de Tito Vilanova permanecerá jornada tras
jornada, en el banquillo catalán, sean cuales sean los
resultados.
No podemos, pues, decir que la temporada 2013-2014 se inicia
con unos buenos principios. Este primer paso es de lo más
negativo que podríamos ver, ahora, en estos días, en el seno
del fútbol español y en uno de los equipos más grandes de la
historia.
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