Aunque en muchas ocasiones oímos
decir que Ceuta tiene unas instalaciones deportivas muy
inferiores a lo que debiera merecer, debemos decir que esa
era una verdad, a medias, hace 30 años, pero que hoy no está
en peores condiciones que pueden estar Ávila, Soria,
Palencia, Cáceres y un largo etcétera de ciudades en la
geografía española.
Lo que ocurre es que las instalaciones en Ceuta, como ocurre
en la mayor parte de ciudades, se han programado más que por
expertos en el mundo del deporte, por ciertos politiquillos
de tres al cuarto y que en muchas ocasiones han llegado “al
tres y medio”, y quienes conocen como se gestó y se
desarrolló el López Díaz-Flor me están entendiendo a la
perfección.
Instalaciones las hay en Ceuta, pero lo que hace falta es
que se utilicen debidamente y no que también “cierren” o
“entre abran” por vacaciones. Aquí está el principal
problema.
Aunque estos días no estoy en Ceuta, por razones obvias, sin
embargo, a diario, estoy en contacto con personas que me
suelen poner al día de “como sopla el levante” a esas horas,
o como, de vez en cuando, vuelven las rencillas, en el
regreso de algunos a la ciudad.
En la tarde del miércoles me decía un hombre de los que no
se dedica al deporte, pero sí tiene metidas las narices en
la política de cierto partido:” El Díaz-Flor no abre la
piscina los sábados ni los domingos”. Mi respuesta, sin
pretender ser original y con doble sentido fue esta:” Es
para no hacer competencia a la playa”.
Mi interlocutor no se lo tomó tan a broma y me espetó:”Pero
es que el Nuevo Polideportivo –el Guillermo Molina- no ha
cambiado el suelo de las inmediaciones de la piscina y eso
parece una pista de patinaje”.
Eso ya no me gustó tanto, porque, yendo a la pura y simple
realidad, estas dos instalaciones, cada una en su día, le
han costado un riñón a Ceuta. En ellas, del coste programado
inicialmente, a lo que llegaron a costar en la realidad,
hubo una auténtica multiplicación como si se tratara de “los
panes y los peces”, sin que a nadie se le cayera la cara de
vergüenza por haber visto como se esquilmaron las arcas
correspondientes con aquellas subidas.
Vergüenza y más que eso, hasta el punto de que mi
interlocutor me aseguraba que ha habido incluso denuncias de
personas por haberse caído en esas instalaciones. Así son
las cosas.
Y para ponerlo más bonito y que todo esté a tono con lo que
son unas verdaderas instalaciones deportivas, a tono con
nuestros días, el aire de las dos piscinas, el pasado
miércoles no se había renovado ni en el Guillermo Molina, ni
en el López-Díaz Flor.
¿Dónde está el responsable que debiera dar cuenta de por qué
no están estas instalaciones en orden?. De momento, no se
sabe, y es que parece que últimamente el gerente, por el
motivo que sea, no coge el teléfono ni a empleados, ni a
delegados sindicales, ni a nadie. Problema importante, que
no creemos que sea por eso de que “malas lenguas” están
vertiendo la idea cada vez con un poco más de fuerza de que
el gerente podría ser cesado en septiembre. Esto no lo creo,
ni lo quiero creer, porque estaríamos en una cacicada más de
largar a alguien que conoce la situación para hacer un
huequecito a algún enchufadete de nuevo cuño.
Sin embargo, y aquí que se salve quien se tiene que salvar,
el abandono es total y parece que hay miedo por parte de los
principales a pasarse por las instalaciones.
Esto se da en el verano, cuando empiecen las competiciones
ya veremos, pero no parece que se avecinen tiempos mejores.
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