El Gobierno de la Ciudad por boca de su presidente ha dado
el “placet” para constituir una Comisión de Investigación
que profundice en las responsabilidades a que hubiera lugar
en el denominado “caso Urbaser”. En realidad, no le quedaba
otra salida. De lo contrario su silencio público –o el papel
de dama ofendida que viene interpretando- y el bloqueo a la
comparecencia extraordinaria del presidente Vivas serían un
insulto imperdonable a la democracia representativa y, por
extensión, al conjunto de la ciudadanía. El Gobierno de
Vivas debe recordar que el poder no es suyo. El poder lo
ejerce en nombre de un pueblo que lo ha elegido, pero es
solo un préstamo.
No dar la cara solo sirve para que crezca el descrédito de
Vivas, para que más votantes de su partido pierdan la
confianza en él y para dejar en evidencia a sus medios
afines. Ocultarse es para esconder algo y quien nada teme,
nada oculta. Todo esto lo deberían haber sabido lo populares
desde el principio para no haber actuado de la forma
dontancredista y extremadamente torpe con que han actuado en
relación al ‘caso Urbaser’. Ya saben que en un principio se
insistió hasta la saciedad que lo que denunciaba el joven
líder socialista era disparatado y que su papel era de mero
instrumento (“tonto útil”), aparte de mofarse de él y
vilipendiarlo en mil formas. Después, con la entrada en sede
judicial del “caso”, ya no se bromeó tanto sobre este
particular.
Pero donde se vuelve a equivocar el presidente Vivas es al
considerar “inútil” la Comisión de Investigación
parlamentaria, porque transmite la sensación de que sus
explicaciones serán las mismas que hasta ahora y que
reincidiran en el engaño. Vivas sabe bien que lo que declaró
el pasado miércoles no son las explicaciones que se le
piden, y que por tanto subsiste por entero la necesidad
inexcusable de hacerlo en el sede parlamentaria. No es ya
una cuestión gramatical o semántica lo que se está
dirimiendo, sino que hemos de ir más allá: asumir y depurar
responsabilidades. La justicia debe proseguir su
investigación, pero no se agotan ahí las explicaciones que
la ciudadanía necesita.
Es mejor un presidente que toma medidas sin mentir a la
ciudadanía y sin esconder a uno que engaña a la ciudadanía y
encima da explicaciones para excusarse y no reconocer sus
mentiras. Al igual que no es más limpio quien más limpia
sino quien menos ensucia, tampoco es más transparente quien
más repite que se ha pagado lo que ponía el contrato y
pretende ocultar evidencias que los técnicos están sacando a
flote.
También se equivoca en mostrar su contrariedad y descontento
por la notoriedad que ha adquirido el tema Urbaser, que él
mismo califica como “retransmitido en directo”, cuando eso
es precisamente lo que busca el Gobierno de Rajoy, el suyo,
con el Proyecto de ‘Ley de transparencia, acceso a la
información pública y buen gobierno’ que prepara desde hace
más de un año.
“Los países con mayores niveles en materia de transparencia
y normas de buen gobierno cuentan con instituciones más
fuertes, que favorecen el crecimiento económico y el
desarrollo social. En estos países, los ciudadanos pueden
juzgar mejor y con más criterio la capacidad de sus líderes
y decidir en consecuencia (...)”. Esta frase es uno de los
puntos básicos que se recogen en el Proyecto de Ley de
transparencia del que tan orgulloso está el Partido Popular.
En su defensa, el Gobierno de Rajoy argumenta que con la
nueva ley se pondrá coto a la corrupción. “A partir de ahora
una serie de documentos y expedientes tan importante como
contratos, subvenciones, currículos o sueldos serán
públicos», ha asegurado la vicepresidenta Soraya Sáenz de
Santamaría, además de afrimar que “esa es la mejor lucha
contra la corrupción porque ya no habrá filtraciones; serán
filtraciones oficiales de publicidad activa de las
administraciones”.
“Los ciudadanos tenemos que tener el derecho de estar
informado. Para saber quién nos gobierna. Tenemos que tener
acceso a cualquier tipo de información”, me decía ayer un
taxista.
En cuanto a las portadas que dice Vivas ha ido buscando José
Antonio Carracao, los medios de comunicación no se guían por
los nombres y sí por el interés informativo, o el interés
general, al que tanto alude Juan Vivas. Y el interés general
dice que 14 millones y medio de euros de “descuadre” es una
barbaridad. Y requiere portadas, páginas, titulares y, sobre
todo, aclaraciones al detalle de muchísimos porqués.Vivas
parece creer que él es el único dueño no solo de las
portadas de los periódicos sino también de los Teledirarios
de la televisiones y de los Informativos de las cadenas de
radio, y se equivoca.
Los puntos “negros” u oscuros hay que clarificarlos y
quienes han tenido responsabilidades del tipo que sean en
este asunto, han de explicarse para alcanzar la verdad sin
tapujos ni medias tintas. La oposición ha solicitado hasta
la saciedad responsabilidades políticas y éstas han de
llegar, al margen de situaciones familiares que ahora
parecen empañarlo todo. Se requiere claridad, transparencia,
luz y taquígrafos, abrir ventanas y puertas, tener los
techos de cristal y que, de una vez, nos enteremos todos qué
ha pasado en el “caso Urbaser” y si alguien ha cometido
excesos, cuál es la justificación o las razones de los
mismos.
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