El último episodio ocurrido la
pasada madrugada con el tiroteo y muerte que tuvo lugar en
pleno centro, en el Paseo de la Marina Española, sitúa el
foco de la delincuencia organizada en el mismo epicentro de
la ciudad, originando no ya la consecuencia de un asesinato
bajo el formato de “ajuste de cuentas” en una zona
periférica, sino que las “cuentas pendientes” alcanzan a un
sector de la población inmensamente mayoritario que no forma
parte del mundo del “hampa” de ese conjunto de maleantes,
delincuentes y asesinos que viven al margen de la ley.
En este punto, vaya desde aquí el apoyo total y sin fisuras
a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado que nos
protegen y mantienen el imperio de la ley y del Estado de
Derecho en una sociedad democrática, con deberes y derechos,
con un régimen de libertades consagrado en nuestra
Constitución, pero donde no hay espacio ni cabida para
maleantes ni asesinos. De ahí que las críticas en estos
casos hayan de ir dirigidas a aquéllos que hacen del
asesinato su conducta habitual y a quienes les amparan, sean
del bando que sean.
Los Cuerpos policiales han de velar por la seguridad de
nuestra ciudad, por la localización de los asesinos y por la
detención de quienes perturben la paz social. Esta ciudad,
como dijo en su día el delegado del Gobierno, no puede ser
el terreno abonado al delito y aquéllos que viven al margen
de la ley, han de saber que más pronto que tarde, acabarán
en la cárcel. La sociedad de Ceuta no puede permitir que un
mínimo grupo de pistoleros amedrante a miles de ciudadanos
ni en el centro ni en el Príncipe ni en Juan Carlos I. En
ningún rincón de Ceuta. Y para salvaguardar esta situación,
están las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado. Quienes
protegen nuestra seguridad y constituyen una amenaza para
los delincuentes.
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