Es lo que parece que se está dando
los últimos días con toda la problemática del PP y ese
cuento chino de los sobres especiales a la cúpula del
partido.
Que Bárcenas es un auténtico tunante, a estas horas no lo
pone nadie en tela de juicio, pero que el personaje va
siendo explotado por diversos sectores del partido, en esa
lucha de poder que hay, tampoco lo va a dudar nadie, con lo
que en todo el conflicto, con Bárcenas en el centro, hay una
serie de intereses que cada cual los va jugando, según sus
conveniencias.
Nunca un partido como el PP ha tenido en sus manos una
situación tan favorable como la que adquirió el propio PP el
20 de noviembre de 2011, para haber podido gobernar una
veintena de años.
En aquel momento, con toda legitimidad, el PP ganó unas
elecciones de las que su oponente, el PSOE, salía totalmente
derrotado, con el partido haciendo aguas por todos lados,
sin un líder de verdad, y con la base del PSOE sin tener
unas ideas claras, de por donde iban a tirar.
Esto, sin embargo, no lo supo aprovechar el PP, en el que,
en aquel momento, cuando se vio con una victoria tan
aplastante más de uno creyó que todo el monte era orégano,
sin darse cuenta de que la crisis había que ir abordándola
para acrecentar mucho más la ventaja obtenida.
Con los primeros meses del PP en el Gobierno las cosas no
fueron como el personal esperaba y donde comenzó a ponerse
en duda la valía del nuevo Gobierno fue en el propio PP,
donde no todos iban a aplaudir a los que había elegido
Mariano Rajoy.
Ahora, han pasado más de 19 meses de mandato del PP, el PSOE
sigue sin prosperar, pero el PP no ha hecho nada, ni un solo
guiño, para que se le aplauda y se encuentra con el pastel
de Bárcenas y con que los papeles y la situación van
apareciendo poco a poco, según los intereses de ciertos
sectores del propio partido y de determinados medios.
En estos momentos, y que nadie mire para otro lado, sólo la
gran mayoría absoluta está salvando la estabilidad y esa
mayoría absoluta, si desde Moncloa se sabe administrarla,
será la que evite las peticiones que se dejan oír de nuevas
elecciones.
Rajoy, que no ha demostrado todavía nada, en los terrenos
que ha abordado, ahora mismo no se puede preocupar, como es
debido, por los problemas de todos. Ahora está con el
paraguas abierto cubriéndose del chaparrón que le está
cayendo, pero lo que sí parece que está viendo muy bien es
que unas nuevas elecciones ahora serían un verdadero trauma.
Ahora mismo, mirando al meollo del propio PP y mirando hacia
los medios de comunicación, tal como se vienen manifestando,
lo que queda muy claro es que cada una va buscando su
tajada, que en momentos como los que estamos viviendo suelen
ser tajadas muy sabrosas que ayudan a protegerse de lo que
les viene faltando a todos los demás.
Menos mal a la mayoría absoluta, que de lo contrario el país
estaría en manos de lo que se les fuera antojando a
nacionalistas y a toda esa otra prole que lo único que
buscan es el alboroto, por el alboroto.
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