Ayer fue enterrado en Tetuán Ismail Jatib, Imam y
Responsable de Pensamiento Doctrinal para Tetuán y
provincia, así como para Ceuta. Una gran pérdida para todos.
Hombre de gran carga intelectual, que también hacía de
cronista oficial, pues era profundo conocedor de la historia
de Marruecos.
Como Imam marcó un estilo difícil de superar, ya desde el
año 1980, con la apertura de la mezquita Al Umma, en la zona
de Sania Ramel, para la que fue nombrado Imam con tan sólo
25 años, vino a descubrir un modo nuevo de decir las cosas,
pues nunca faltaban sus sonrisas en apoyo de sus argumentos.
Muchos musulmanes de Ceuta por aquel entonces marchaban
hasta su mezquita para oírle, no había un hueco, todo se
llenaba, incluso los aledaños, sus “jutbas” (sermones) eran
bien recibidos por todos. Su idea era sencilla, predicaba un
Islam reflexivo, en el que el sosiego era protagonista
fundamental, “sin calma no hay Islam”. Por Ramadán era el
conferenciante más solicitado, incluso en Ceuta, y él venía,
siempre muy a gusto. Nombrado responsable doctrinal, que en
la práctica supone orientar el credo en las muchas mezquitas
de Tetuán y provincia, así como las de Ceuta, estableció
desde un primer momento un modelo de moderación que
perdurará por muchos años. Las mezquitas, decía son lugares
de culto, y en el culto no puede haber conflicto, sino fe y
amor. Un discurso fácil, pero que vino a decir que los
radicalismos resultan excesivos en cualesquiera de sus
formas. Aquello supuso una barrera para quienes siempre
pensaron en la vía de la tensión como forma de alcanzar
objetivos. Tuvo gran participación en todo el proceso que
impulsó el rey Mohamed VI para formación de Imames, hoy base
de inspiración para muchas escuelas.
Respecto a Ceuta siempre mantuvo una línea de simpatía,
procurando que los imames establecidos en la ciudad siempre
llamaran a la concordia y mejor armonía social. “los
púlpitos existen para sumar, nunca para restar”. Siempre
preconizaba que los musulmanes deben vivir su fe de manera
serena, y para ello entendía las mezquitas como lugares de
paz, en los que las personas como él únicamente podrían
influir para reforzar esa paz, nunca en sentido contrario.
Era de la idea de que las mezquitas de Ceuta bajo su
responsabilidad debían ser sinónimo de tolerancia hacia
quienes no eran musulmanes, ofreciéndoles todo tipo de
apoyo. “El Islam puede llegar a ser importante en esa
ciudad, de ahí nuestra obligación de hacerlo llegar en las
mejores condiciones, sin que altere, inquiete y, menos aún,
suponga amenaza para nadie”
En su última comparecencia, hace cinco meses, en una
conferencia en Rincón de Mdiq, con asistencia de todas las
autoridades de la zona, ya con síntomas de falta de salud,
Ismail Jatib se pronunció sobre el giro de la tierra,
mostrándose perplejo sobre la cadencia de su giro, así como
la inclinación sobre su eje, “Dios la hizo y la inclinó 20
grados sobre su eje, y mandó que girara, y sigue girando, no
adelanta ni retrasa, no puede hacerlo, pues supondría
alterar el equilibrio establecido por Dios, en eso podemos
ver señal de Dios hacia el ser humano…”, y siguió su
discurso que hizo las delicias de todos los asistentes.
Ismail Jatib siempre perdurará en la memoria de todos, ya no
sólo por sus dotes intelectuales y místicas, sino también
porque siempre defendió un Islam pleno en armonía para
Ceuta. Gracias por todo, Ismail
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