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OPINIÓN - MARTES, 16 DE JULIO DE 2013

 

OPINIÓN / EL ESQUINAZO

Doping-veneno
 


Jesús Carretero
opinion
@elpueblodeceuta.com
 

La utilización del doping no es cosa de hoy, aunque en estos momentos, cuando los métodos de investigación pueden detectar incluso las mínimas irregularidades, todo lo relacionado con el doping parece que va por delante, muy por delante, de los avances más sofisticados de la medicina.

Y aquí, aparentemente, nadie se rasga las vestiduras ya de que en este deporte o en el otro, en esta competición o en la que sea, aparezcan claros síntomas de doping que le han convertido al infractor en un verdadero campeón, aunque haya sido a costa de estimulantes.

Y es que sobre el tema del doping fisiológico se ha discutido con vehemencia, en el sentido de si habrían de considerarse o no actos de doping la ingestión de sustancias sustitutivas y desfatigantes, con el apoyo de un gran sector de que tal clase de doping, y desde una perspectiva exclusivamente médica, sólo consiste en poner al servicio del atleta los beneficios de éste.

Tras discusiones y perspectivas muy dispares, en este mundo y en estas prácticas, la definición de doping implica que ha de ser la naturaleza y no otra cosa la que obre, a fin de que el mejor dotado y más inmunizado a la fatiga por el entrenamiento físico-psíquico, sea el que venza en las competiciones.

Aquí parece estar el punto de apoyo, el único básico, sin la utilización de otra serie de productos que rompa con las normas limpias de la competición.

Y es que este juego limpio parece que se está manchando a cada instante y en todos los deportes. No hace falta más que ver un nuevo record establecido para que el tufillo a algo no permitido ronde la nariz de todos los demás.

El atletismo, últimamente, acaba de dar el bombazo del año. Han aparecido, de momento dos, pero no tardarán en aparecer otros varios más.

Tiempos atrás la nota negra se daba en el ciclismo, hasta el punto de que el “gran Amstrong”, tras haber superado un cáncer, fue el más grande en el Tour y al final se descubrió todo:”Iba cargado hasta las cejas”. Un verdadero engaño.

¿Se está actuando con seriedad en la detección de todos los productos que hacen rendir al que los ingiere, por encima de los demás?.

Expertos en medicina creen que se está quedando la investigación a medio camino entre lo que es y lo que debiera ser, pero de ahí no pasa nadie. Y si no se está pasando es porque ciertos intereses publicitarios, unas simples zapatillas, pueden tener más fuerza que una investigación bien llevada a cabo.

Hace un par de días, yo veía con atención la escalada al Mont Ventús por parte de From, en el Tour de Francia. Mientras veía la ascensión de este ciclista no podía por menos de acordarme de aquel otro ciclista inglés que en la década de los 60, creo que en el año 67, caía fulminado, precisamente en este mismo puerto. Aquel, se demostró, había ingerido algo prohibido que terminó con su vida. Llamémoslo como queramos, había ingerido veneno.

Y es que los estimulantes de los sistemas nerviosos no contienen energía, pero al anular o disminuir la sensación subjetiva de fatiga, suponen ser harto peligrosos, puesto que el atleta influenciado por sus efectos pierde el control de auto dosificación de esfuerzo. Es como si se destruyera el sistema de alarma e hiciera caminar confiado por un terreno minado.
 

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