No sé si hubiéramos movido un solo
dedo quienes deseábamos algo nuevo hace cuarenta años para
que se instalara en nuestro país un sistema como el que
ahora mismo tenemos.
Los que hemos pasado ya de los 50 y de los 60 tuvimos una
niñez y una juventud en las que el término libertad no
parecía entrar en el vocabulario diario.
Nosotros utilizábamos la palabra libertad buscando algo
diferente de lo que había en el régimen del General Franco,
pero lo que no creíamos, ni pensábamos jamás era que el
poder decir que un ministro es un incompetente llevara
aparejado el ver como ministros, ex ministros, diputados,
altos cargos nombrados a dedo y toda esa jarca, además de
seguir siendo incompetentes, en muchas ocasiones, son unos
chorizos o están a punto de serlo.
La libertad que pretendíamos era otra muy distinta a haberse
aparejado con ella una nueva “profesión” que está arrasando
el país, la profesión de los políticos.
Y todo esto viene por la situación en la que hemos entrado
con la alternancia de partidos en el poder, pero de sólo
dos, que se están repartiendo el pastel para ellos solos y
dejan unas cuantas migajas para los demás.
¿De verdad tenemos una democracia?. Sinceramente creo que
desde Clístenes, verdadero creador de la democracia en
Grecia, el término tenía otro sentido muy diferente al que
tiene el sistema hoy en España. Aquí tenemos una simple
partitocracia, pero muy limitada, con dos que son los que
llegan a todo y otros tres o cuatro que bailan alrededor,
como perros callejeros, tratando de “pillar” algo si se pone
a pelo..
En el fin de semana, porque antes llevaba mucho tiempo sin
seguir las perspectivas políticas, me he dado cuenta de cómo
vienen jugando el PP y el PSOE a la nada, en vez de entrar
en los problemas que afectan a más de seis millones de
españoles, y es que cuando más de seis millones no tienen
trabajo, ni saben si lo van a tener algún día, el PSOE se ha
estado dedicando a ver si PSOE y PSC iban a ser lo mismo en
el Congreso de los Diputados, puesto que los catalanes
parece que, también en esto, se quieren desmarcar del resto
de españoles.
El PP, por su parte, con lo que le está cayendo encima,
trata de desmarcarse de la corrupción galopante que tiene y
aprovecha hasta el aniversario del crimen más horrendo, el
de Miguel Ángel Blanco, para hacerse valorar, por encima del
bien y del mal.
A esto juegan los partidos, unos partidos que no son
democráticos, unos partidos en los que predominan las
simpatías o el enchufismo con el dedo bobalicón del
“cantamañanas” que hace los nombramientos para rellenar las
listas a su antojo y a su estatura, que, a veces, no pasa
del metro y medio.
Estos son unos partidos donde los afiliados para lo único
que sirven o servimos es para pagar la cuota existente y
punto final.
Al llegar las vacaciones, también, a la casta política nos
damos cuenta de que ha pasado otro año en el que los unos y
los otros, PP y PSOE, están metidos hasta los ojos, en todos
los chanchullos, rompiendo lo que es democracia y asentando
con más fuerza el poder de los partidos como máquinas
políticas y caprichosas para quien mejor le baile el agua al
“baranda” de turno.
Este tipo de libertad no es tal y eso no es lo que
buscábamos en los años 60 o 70 del pasado siglo.
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