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LUNES 8.
Los papeles de Barcenas vuelven a cobrar actualidad.
Pedro J. Ramírez ha sabido jugar con ellos y ha
puesto al Gobierno de la nación en el disparadero. Hoy no se
habla de otra cosa en los medios. Hay pareceres para todos
los gustos. Como no podía ser de otra manera. Y lo peor del
caso es que en estos momentos no hay acontecimiento
deportivo capaz de desviar la atención de un asunto que se
ha encanallado porque Mariano Rajoy sigue haciendo
del tancredismo su mejor arma. Forma de ser que le concede
suma importancia a dejar que cualquier escándalo se vaya
olvidando por el paso del tiempo o por la aparición de otro
que le sobrepase en protagonismo. Mala táctica la empleada
por el presidente de unos españoles que sienten cada vez más
aversión hacia los políticos. Y, desde luego, entre que MR
se empeña en hacer de Belinda y que Soraya Sáenz
de Santamaría y María Dolores de Cospedal la
pifian cada vez que salen a la palestra, es de temer que, en
cualquier momento, Aznar acabe dando un golpe de
timón.
Martes. 9
Se me presenta la ocasión de hablar con alguien que conoce
cómo va la investigación del “caso Urbaser”, y no dudo en
preguntarle al respecto. Por más que sepa que no va a
decirme ni pío del asunto. Y así es: la persona con la cual
hablo, educada y afable, echa mano, como no podía ser de
otra manera, de la prudencia. No duda, eso sí, en alabarme
la profesionalidad de quien está al frente de las
indagaciones. Pero la Policía Nacional, tan repleta de
grandes profesionales, no es la Guardia Civil. Y entonces
sale a relucir algo incuestionable: un general de la
Benemérita es general en cualquier sitio. No así un Jefe
Superior de la Policía. Que lo mismo puede serlo aquí que,
por cuestiones políticas, dejar de serlo en otro sitio. Y
pronto caigo en la cuenta de que el investigador del ‘caso
Urbaser’ quizá esté sufriendo injerencias en su labor. Y
cualquier profesional de la cosa, sabiendo cómo se las
gastan los políticos gobernantes, se lo piensa mucho antes
de ahondar en la trama.
Miércoles. 10
Mientras los políticos que nos gobiernan propalan que muy
pronto la situación económica, horrenda, que venimos
padeciendo desde hace ya años, está a punto de irse por el
desagüe de las malas noticias, llega el Fondo Monetario
Internacional y dice que nanay de la China: Que España
seguirá varios años más sumida en la misma postración. Mal
asunto cuando a semejante tragedia se le une la de un
presidente del Gobierno de la nación sometido a chantaje por
un ex empleado de su partido cuyos conocimientos acerca de
corrupciones y demás lindezas son tantos como para que, en
cualquier momento, el Gobierno haga ¡cataplún! No es
extraño, por tanto, que Esperanza Aguirre, siempre en
postura, sea la comidilla del día por lo que ha dicho: “Si
ha habido corruptos, tenemos que descubrirlos y denunciarlos
con más fuerza de la que pueda emplear la Justicia”. Mucho
me temo que Rajoy seguirá haciendo oídos sordos no
sólo a lo que le diga la señora Aguirre, sino que se hará el
sueco ante lo que le digan los demás. El tancredismo
político de don Mariano ha trascendido ya fronteras.
Jueves. 11
Francisco Martínez Racero llama mi atención. Y por la
manera de hacerlo, estamos en plena calle, tengo la
impresión de que es para darme una buena noticia. Me pide el
tiempo justo para aparcar su vehículo y, en cuanto lo hace,
quedo enterado de que el Juzgado de lo Contencioso
Administrativo número uno de Ceuta ha declarado nulo y
contrario a Derecho la adscripción del Habilitado a los
Servicios de Prevención de Riesgos Laborales. Paco sigue
poniéndome al tanto de otros detalles como que ante la
sentencia cabe el derecho de apelación a la Sección Primera
de la Sala de lo Contencioso Administrativo del Tribunal
Superior de Justicia de Andalucía, donde hay jurisprudencia
al respecto. En fin, que me alegro de que FMR haya salido
ileso del trance. Y, como no, el mismo contento me produce
ver cómo todas las decisiones tomadas por nuestro alcalde,
contra las personas que no le caen bien, se resuelven en los
juzgados con derrotas para él. Aunque bien es verdad que
nuestro alcalde se puede permitir esos lujos porque se los
costea con dinero ajeno. Con dineros del pueblo.
Viernes. 12
Confieso que llevo muchos años siendo espectador de las
corridas de toros de los Sanfermines. Lo hago frente al
televisor situado en la salita de estar y sentado en cómoda
butaca. Es un espectáculo ver la plaza abarrotada. Un coso
atiborrado de bebedores compulsivos, que comen
pantagruélicamente y que cantan, bailan y se divierten
rociando con vino las camisas blancas de las mozas con el
fin de que éstas se transparenten y dejen ver las gracias
que ostentan. Pechos que se yerguen desafiante contra la
gravedad y que están al alcance de las manos de los mozos
ebrios hasta ponerse al borde del coma etílico. Práctica que
viene ocurriendo desde hace seis años, según he leído hoy, y
que la llevan a cabo los mozos desde que se da el chupinazo
hasta que ocupan las gradas de la plaza. Ser mujer en
Pamplona, y querer disfrutar de unas fiestas a las que
Hemingway inmortalizó en su momento, supone un riesgo
que ha ido aumentando con el paso de los años. Los
borrachos, que según decía Pla, sacan lo mejor de sí
que tienen, tienen también desatado el deseo de vejar a las
mujeres. Cuidado con ellos. En Pamplona.
Sábado. 13
Hace ya mucho tiempo, pero mucho, que los hay que suelen
decir que está cambiando el tiempo: que ahora ni hiela
fuerte en invierno, ni diluvia en primavera, ni en verano
aprieta la calor como apretaba antaño. Y hasta pueden que
lleven razón. Pero a uno le sigue pareciendo que las
estaciones vienen cumpliendo su cometido como Dios manda.
Aunque mentiría si no dijera que este verano, que está en su
máximo apogeo, no podemos quejarnos de las temperaturas
altas. Hoy, precisamente, el termómetro debe estar algo más
subido de tono. Pero tampoco es para que nos haga sudar la
gota gorda. Los veranos de Ceuta son agradables y cortos.
Aunque los otoños tengan más de benignos que de rigurosos.
Les estoy hablando del tiempo, conversación muy socorrida
cuando se coincide en un ascensor con alguien o se está en
la sala de estar de una consulta médica y no se sabe de qué
hablar, porque un conocido me ha dicho, esta mañana, que se
va de vacaciones. Y, cuando le ha dado la enhorabuena, lo
primero que me ha dicho el tío es que ya está pensando en el
síndrome postvacacional. Y, dada la cara de sorpresa que se
me ha puesto, el gachó ha creído conveniente decirme que él
lo pasa fatal cuando tiene que regresar al currelo. Ya que
acusa tristeza, decaimiento, astenia, apatía, irritabilidad,
tensión e incluso es propenso a las taquicardias hasta que
logra adaptarse a la nueva situación. Y finaliza su
disertación, diciéndome que ese padecimiento, tras las
vacaciones, es sólo un estado de ánimo pasajero. Menos mal
que es pasajero. Me he dicho para mis adentros. Tras
escuchar atentamente, al conocido, he decidido, un año más,
veranear en la calle Jáudenes. Que, hasta el momento, no me
ha producido ningún trastorno de tanta consideración.
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OPINIÓN
