La reflexión que realizó ayer Emilio Carreira al referirse a
la Sentencia favorable a quien fuera su amigo en el CSIF,
Francisco Martínez Racero, daban la sensación de que fueron
para justificar algo que resulta, de todo punto,
injustificable. No se puede decir, por mucho que se
reflexione en voz alta y sin ánimo de desmentido, que “la
Ciudad de Ceuta no ha perdido ningún juicio con un
trabajador”, porque no es verdad ni riguroso.
Cuando en el fallo de la Sentencia, el juez de lo
Contencioso-Administratuvo dice que declara la “nulidad de
la resolución del viceconsejero de Economía y Hacienda, por
ser contraria a derecho”, lo que está plasmando, ni más ni
menos, es un pronunciamiento adverso a la Ciudad Autónoma de
Ceuta.
Y aunque Carreira diga que “no sé porqué ha dado la
sensación que la Ciudad ha perdido un juicio con un
trabajador”, lo cierto es que sí: en efecto, ha perdido el
juicio la Ciudad.
La Sentencia dice que queda nula la resolución de la Ciudad
“por estimar que la adscripción provisional no puede ser de
una forma permanente de cobertura de puestos de trabajo”, lo
que supone un varapalo para el Gobierno de la Ciudad por lo
mal que lo están haciendo en materia de decisiones
arbitrarias.
Emilio Carreira, muy hábil él en sus planteamientos, ha
tratado de desvirtuar –eso sí, a modo de reflexión y sin
ánimo de desmentir-, que a Martínez Racero “no le aceptó el
juez tres de sus pretensiones: la reposición a su puesto de
trabajo de jefe de Habilitación, la creación otra vez por
parte del Consejo de Gobierno de la Oficina de
Rehabilitación y el pago de unos 9.000 o 10.000 euros por el
tiempo que estuvo fuera de su puesto”. Pero obvia que esa
desestimación se basa en la forma y no en el fondo de la
reclamación, ya que el juez afirma en en la sentencia que
“solo cabe el acto cuya impugnación se recurre” porque no
había sido planteada previamente en vía administrativa. No
quiere decir que no lleve razón Martínez Racero o que no lo
vaya a hacer por dicha vía.
No se puede pretender querer dar la imagen de legalidad
cuando no es así. Hay que asumir y respetar las sentencias
judiciales y no desvirtuarlas, incluso con reflexiones.
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