La Junta Directiva de la Demarcación de Andalucía, Ceuta
y Melilla del Colegio de Ingenieros de Caminos se reúne
estos días en la ciudad. El decano de la institución, José
Abraham Carrascosa, resume en esta entrevista el estado de
la profesión, que afirma pertenece al sector que más está
sufriendo la crisis por el freno a la inversión pública. De
los estudios de ingeniería, considera que la aplicación del
Plan Bolonia supondrá una pérdida de calidad en una
profesión que hasta la fecha contaba con un gran prestigio
internacional. En el futuro, con otra crisis, duda de que
España fuera capaz de “exportar” técnicos como lo está
haciendo ahora. No obstante, cree que hay una luz al final
del túnel aunque sólo sea porque “a peor no podemos ir”.
Pregunta.- La reunión de hoy en Ceuta es de la Junta Rectora
del Colegio para temas ordinarios. ¿Es una manera de dar
relevancia a la ciudad dentro de la Demarcación?
Respuesta.- Sí, la Demarcación es Andalucía, Ceuta y Melilla
y vamos haciendo juntas rectoras, al menos una, en todas las
provincias y en las ciudades autónomas, y esta vez le ha
tocado a Ceuta
P.- Es la primera vez que se reúnen en Ceuta durante su
mandato (desde 2010), pero ¿conoce ya usted la ciudad?
R.- En mi legislatura es la primera vez, pero conozco la
ciudad porque he participado en la obra de la nueva
depuradora con mi empresa.
P.- En el ámbito general, ¿cómo ha afectado la actual
situación económica a los ingenieros españoles y de su
demarcación?
R.- Estamos sufriendo. Creo que somos el sector que más está
sufriendo la crisis, porque cuando empezó, las primeras
medidas que se adoptaron fueron las de frenar la inversión,
sobre todo en obra pública, se empezó a considerar que era
un gasto y ello trajo consigo un descenso bastante llamativo
que ha llevado al cierre de infinidad de empresas. En
concreto, en nuestro ámbito, el de los ingenieros de
Caminos, hace ocho años donde el paro era cero ahora a nivel
nacional estamos alrededor del 15 por ciento.
P.- ¿En Andalucía, Ceuta y Melilla se da el mismo
porcentaje de ingenieros desempleados?
R.- En Andalucía en concreto el paro es del 15,47 por
ciento, estamos en una cifra bastante importante y además
casi el 4 por ciento de nuestros colegiados están trabajando
hoy en día en el extranjero. Si sumamos los dos, casi
llegamos a un 20 por ciento de gente que se ha quedado sin
trabajo en nuestra demarcación.
P.- Cuando usted accedió al cargo proponía soluciones
como la asignación de plazas específicas para el colectivo
en las administraciones públicas. ¿Se ha conseguido algo al
respecto o también es algo que la crisis ha dejado en el
tintero?
R.- Estamos consiguiendo al menos que no se sustituya en la
administración a ingenieros de Caminos por otras profesiones
en puestos específicos. Estamos luchando por eso, aunque sí
que es cierto que la oferta de empleo público prácticamente
no ha existido en estos últimos años. Pensábamos en un
principio que esa podía ser la bandera de la legislatura y
al final lo ha sido el tema de la crisis, y ya con ella, el
luchar no sólo por nuestros compañeros que son funcionarios,
sino por cualquiera de nuestros compañeros pues tanto las
constructoras como las consultoras están sufriendo la
situación de manera bastante alarmante.
P.- Se han quejado a veces ustedes también de problemas
de intrusismo, ¿siguen teniéndolos?
R.- Bueno, creo que en ese tema desgraciadamente la crisis
ha resuelto parte de los problemas que teníamos. No hay
intrusismo porque realmente ahora hay poco trabajo y
evidentemente el poco que hay al menos el cliente intenta
que sea realizado por el ingeniero de caminos. Consiguen
mejores servicios probablemente a peor precio y ese tema se
está reducciendo.
P.- Pero ha sido más entonces como un efecto colateral,
digamos, de la crisis.
R.- Sí, la crisis ha creado problemas muy grandes pero
también está resolviendo otros pequeños colateralmente.
P.- Y respecto a la formación, ¿han conseguido corregir
los problemas que detectaron con los nuevos planes de
estudio?
R.- Por desgracia apareció el Plan Bolonia y digamos que ha
desaparecido la formación del ingeniero de Caminos, Canales
y Puertos tradicional, como toda la vida y ahora aparece la
formación de los grados con el grado de ingeniero civil. A
partir de ahí se desarrollarán los máster, que todavía no se
han desarrollado y no sabemos qué va a pasar. Todo esto
perjudica bastante a la sociedad porque la formación que van
a tener estos nuevos ingenieros no tiene nada que ver con la
formación basada en la excelencia que se tenía en las
escuelas tradicionales, sobre todo con la orientación
francesa de las escuelas de ingeniería. Ahora estamos más en
el mundo anglosajón y esto nos va a llevar a gente mucho más
generalista y en general, peor preparada en este campo en
concreto. Probablemente sabrán mucho más de idiomas, de
informática, pero lo que es de ingeniería y en concreto de
ingeniería de caminos, que es lo que yo conozco, estarán
mucho peor preparados.
P.- Las ingenierías españolas han tenido siempre mucho
prestigio internacional, ¿no?
R.- Sí, y mucho. A nosotros lo que nos ha venido bien entre
comillas en esta crisis es el magnífico prestigio que tienen
nuestros profesionales en el mundo. Ahora mismo en las
grandes obras que hay por el mundo están ingerieros de
caminos españoles al frente. Eso nos ha servido, no se si en
la próxima crisis seremos capaces de exportar ingeniería
como ahora mismo la estamos exportando. También
colateralmente al Gobierno se le ha resuelto un problema,
teníamos problemas por falta de obras y se le ha resuelto
porque contábamos con muy buena formación. Ahora se han
cargado la formación y en la siguente crisis, que no se si
la veremos nosotros o no, seguro que no exportamos técnicos
como lo estamos haciendo hoy y al primer nivel en todo el
mundo. Las obras más grandes se están haciendo ahora al
mismo en el Canal de Panamá por empresas españolas, con
muchos ingenieros españoles y muchos ingenieros andaluces.
P.- Con estos proyectos no sólo se exportan
profesionales, sino que se genera también riqueza para el
país, al ser de empresas españolas.
R.- Claro, lo que a las grandes empresas españolas les está
permitiendo salir fuera es el nombre que tienen en España,
la experiencia que han adquirido aquí y sobre todo que
llevan de la mano a profesionales de primera línea.
P.- Actualmente, ¿cúales son los países en los que
trabajan ingenieros españoles, y en concreto, de su
demarcación?
R.- Pues tenemos en muchos países, ahora mismo me vienen a
la cabeza compañeros que están en Vietnam, en Colombia,
Turquía, Francia, Alemania, por supuesto, en Marruecos,
Libia, en todo el Golfo Pérsico, en Perú..., en sudamérica,
en todos lados, en Uruguay, Argentina, Chile..., en Canadá,
Estados Unidos. La verdad es que creo que será difícil
encontrar algún país en el que no haya algún ingeniero
español o bien haciendo una obra o estudiando una obra.
P.- ¿Cuántos colegiados tiene en la actualidad la
Demarcación de Andalucía, Ceuta y Melilla? ¿Aquí en la
ciudad ha bajado el número?
R.- En Andalucía somos unos 3.600 y en toda España, unos
26.000. En Ceuta, los últimos datos que tenemos son de doce
colegiados, han llegado a ser dieciséis, pero creo que la
crisis habrá hecho que alguno de el salto o bien al
extranjero o a la península. Por ejemplo, cuando la obra de
la depuradora había dos o tres ingenieros que estaban allí y
cuando terminó la obra han vuelto a Andalucía, eso también
ha quitado gente. Con una población tan pequeña de diez o
doce colegiados... Creo que quizá doce sea el número estable
en Ceuta cubriendo las plazas que habituamente hay. Si sube
es porque aparecerá una obra importante en un momento
puntual y, claro, eso arrastra siempre uno o dos ingenieros.
Una de las bondades de las obras es que consumen ingenieros,
en una obra es muy difícil que no haya uno o dos en cuanto
tiene cierta entidad.
P.- ¿Ahora mismo lo que está más difícil es sobre todo el
ejercicio libre de la profesión?
R.- Sí, efectivamente, eso es algo que siempre decimos,
hablamos de porcentaje de paro pero siempre nos preguntamos
por los que están en el ejercicio libre. Oficialmente no
están parados, pero muchos de nuestros compañeros que
trabajan por su cuenta están viviendo de las rentas,
prácticamente no hay trabajo, no lo hay para las grandes
empresas y tampoco para las pequeñas. La inversión
prácticamente ha desaparecido.
P.- ¿Se ve alguna luz al final del túnel en su profesión?
R.- Como en el resto del país, algo se ve, y sobre todo lo
que se ve es que a peor no podemos ir. Todo el mundo piensa
que a partir de ahora nos estabilizaremos y empezaremos a
crecer. Hay algún síntoma por ahí, las administraciones
empiezan a hablar de que quizá al final de este año haya
algo de licitación, que hasta ahora no la ha habido. Lo
cierto es que estamos siempre haciendo hincapié a los
políticos en que esa frase de que en España está todo hecho
no es cierta. Faltan muchas cosas, muchas infraestructuras
por hacer y las que hay son un bien para la sociedad y hay
que seguir invirtiendo. Es cierto que España está a la
cabeza ahora mismo de las infraestructuras, pero hay que
mantenerlas, hay que hacer una inversión en ese
mantenimiento, mantener las carreteras, las depuradoras, los
aeropuertos, las líneas de alta velocidad, los
ferrocarriles... Y ahí habría que gastarse dinero. Parece
ser que se están convenciendo de que algo hay que hacer,
aunque sólo sea porque se dan cuenta de que las cosas se
están estropeando a marchas forzadas y algo se ve al fondo.
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