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OPINIÓN - MARTES, 9 DE JULIO DE 2013

 

OPINIÓN / EL OASIS

Juan Luis Aróstegui
 


Manolo De la Torre
manolodelatorre@elpueblodeceuta.com
 

Cuando se disfrazaba de Che Guevara solía ir por los bares dándole al codo hasta ponerse ebrio y comportarse como un mal ciudadano. Se le recuerdan situaciones lamentables en la conocida por la plaza Vieja. Altercados propios de las personas que tienen mala bebida. Conviene destacar lo que dijo un día, de no ha mucho, en una televisión: hubo una época en la cual yo bebía desconsideradamente.

Juan Luis Aróstegui Inició su andadura política, como no podía ser de otra manera, militando en el Partido Comunista de Ceuta. El cual se disolvió como consecuencia de las serias discrepancias del líder comunista en esta ciudad con la directiva nacional. Corría 1983 y no dudaba en arremeter contra las instituciones y a mofarse de los políticos en general.

En 1984, siendo todavía un personaje estrafalario, se convirtió en director del Instituto de Formación Profesional número 2 de Ceuta, y lo primero que hizo es despedir de mala manera a dos profesores interinos por ser discrepantes con sus decisiones, amén de retirar los retratos del Rey de España de todas las dependencias del centro educativo.

Aprovechó su amistad con Aurelio Puya para meter la cabeza en el PSPC; partido compuesto por militantes socialistas enfrentados a Francisco Fraiz. Ocupó el número 3 de la lista. Y comenzó a ganarse la amistad de Juan Vivas. Que era asesor de su cuñado Puya. La retirada de AP propició el ascenso de Aróstegui a la dirección del partido localista. Y comenzó su campaña de descrédito contra la política municipal, siendo alcalde Fructuoso Miaja.

Disuelto el pacto municipal que había, lo aprovecho el PSPC para firmar uno con el PSOE y el CDS. Y lo primero que acuerdan con el consejero de Economía y Hacienda –Aróstegui- es comprar el edificio propiedad de la Unión África Ceutí, a pesar del informe negativo de los servicios técnicos del Ayuntamiento, por un importe superior a los 250 millones de pesetas.

En aquel tiempo los simpatizantes del PSPC y amigos de su líder, entraban en el ayuntamiento por la cara. Era la época en la cual una orden de Aróstegui se cumplía rajatabla. Con lo cual las irregularidades en los procesos de contratación alcanzaron cifras escandalosas. Incluso las oposiciones fueron suspendidas…

Y qué decir de cuanto aconteció con el llamado personal de confianza. Ejemplos hubo de nombramientos en puestos de alta dirección con millonarias cláusulas de rescisión de contratos: Juan Miguel Béjar, nombrado director de EMVICESA, con una cláusula de rescisión de 13 millones de pesetas; Manuel González Bolorino, nombrado director de TELECEUTA con 15 millones, y Francisco Copín, nombrado director de ACEMSA con 20 millones.

En lo tocante a los medios de comunicación, Aróstegui creó la partida denominada “Publicidad Institucional” en los Presupuestos Generales. Incluyó 57 millones de pesetas y destinó 42 a la televisión creada por su concejalía y 15 a los medios restantes; es decir, dos medios escritos y dos emisoras radiofónicas. Cantidades que fueron aumentadas. La televisión, mezcla de lo público con lo privado, estaba al servicio del PSPC. Una televisión que se nutría de películas de video, compradas por la Biblioteca pública.

Lo expuesto, créanme, es una mínima parte de cuanto hizo el consejero de Economía y Hacienda, Aróstegui. Pero la falta de espacio me impide continuar.
 

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