Cuando se disfrazaba de Che
Guevara solía ir por los bares dándole al codo hasta ponerse
ebrio y comportarse como un mal ciudadano. Se le recuerdan
situaciones lamentables en la conocida por la plaza Vieja.
Altercados propios de las personas que tienen mala bebida.
Conviene destacar lo que dijo un día, de no ha mucho, en una
televisión: hubo una época en la cual yo bebía
desconsideradamente.
Juan Luis Aróstegui Inició su andadura política, como
no podía ser de otra manera, militando en el Partido
Comunista de Ceuta. El cual se disolvió como consecuencia de
las serias discrepancias del líder comunista en esta ciudad
con la directiva nacional. Corría 1983 y no dudaba en
arremeter contra las instituciones y a mofarse de los
políticos en general.
En 1984, siendo todavía un personaje estrafalario, se
convirtió en director del Instituto de Formación Profesional
número 2 de Ceuta, y lo primero que hizo es despedir de mala
manera a dos profesores interinos por ser discrepantes con
sus decisiones, amén de retirar los retratos del Rey de
España de todas las dependencias del centro educativo.
Aprovechó su amistad con Aurelio Puya para meter la
cabeza en el PSPC; partido compuesto por militantes
socialistas enfrentados a Francisco Fraiz. Ocupó el
número 3 de la lista. Y comenzó a ganarse la amistad de
Juan Vivas. Que era asesor de su cuñado Puya. La
retirada de AP propició el ascenso de Aróstegui a la
dirección del partido localista. Y comenzó su campaña de
descrédito contra la política municipal, siendo alcalde
Fructuoso Miaja.
Disuelto el pacto municipal que había, lo aprovecho el PSPC
para firmar uno con el PSOE y el CDS. Y lo primero que
acuerdan con el consejero de Economía y Hacienda –Aróstegui-
es comprar el edificio propiedad de la Unión África Ceutí, a
pesar del informe negativo de los servicios técnicos del
Ayuntamiento, por un importe superior a los 250 millones de
pesetas.
En aquel tiempo los simpatizantes del PSPC y amigos de su
líder, entraban en el ayuntamiento por la cara. Era la época
en la cual una orden de Aróstegui se cumplía rajatabla. Con
lo cual las irregularidades en los procesos de contratación
alcanzaron cifras escandalosas. Incluso las oposiciones
fueron suspendidas…
Y qué decir de cuanto aconteció con el llamado personal de
confianza. Ejemplos hubo de nombramientos en puestos de alta
dirección con millonarias cláusulas de rescisión de
contratos: Juan Miguel Béjar, nombrado director de
EMVICESA, con una cláusula de rescisión de 13 millones de
pesetas; Manuel González Bolorino, nombrado director
de TELECEUTA con 15 millones, y Francisco Copín,
nombrado director de ACEMSA con 20 millones.
En lo tocante a los medios de comunicación, Aróstegui creó
la partida denominada “Publicidad Institucional” en los
Presupuestos Generales. Incluyó 57 millones de pesetas y
destinó 42 a la televisión creada por su concejalía y 15 a
los medios restantes; es decir, dos medios escritos y dos
emisoras radiofónicas. Cantidades que fueron aumentadas. La
televisión, mezcla de lo público con lo privado, estaba al
servicio del PSPC. Una televisión que se nutría de películas
de video, compradas por la Biblioteca pública.
Lo expuesto, créanme, es una mínima parte de cuanto hizo el
consejero de Economía y Hacienda, Aróstegui. Pero la falta
de espacio me impide continuar.
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