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OPINIÓN - LUNES, 8 DE JULIO DE 2013

 

OPINIÓN / EL OASIS

Elisa Beni
 


Manolo De la Torre
manolodelatorre@elpueblodeceuta.com
 

Arribó a Ceuta cuando los años ochenta estaban en su apogeo. Era veinteañera, rubia, aún no sé si ojizarca, escurrida de carnes y con estatura adecuada para deleitarse mirando a los hombres por encima del hombro.

Venía con el fin de convertirse en la directora de periódico más joven de España. Natural de La Rioja y licenciada en periodismo por la Universidad de Navarra, Elisa Beni fue presentada en la redacción que el periódico añejo tenía en la barriada de El Morro.

Desde el primer momento mostró un desparpajo que rayaba en la insolencia y en bastantes ocasiones le hacía una higa a la buena educación. Cada dos por tres se ponía en jarras y voceaba improperios porque las cosas no salían como ella deseaba.

No escatimaba ni recursos ni momentos para dejar bien claro que a ella nadie le llevaba la contraria, y pobre de quien osara hacerlo. Bajaba la escalera de caracol que unía las dos plantas del edificio con aires tan suficientes como para eludirla.

Elisa Beni se dirigió a mí un día con tan malos modos que tuve que pararla en seco. Tirarle de las riendas de su autoridad desbocada, hasta el punto de que entró en una fase de histerismo muy próxima al paroxismo. Y todo porque siendo yo colaborador del medio a palo seco, es decir, sin contraprestación alguna, quiso darme órdenes que no casaban con mi posición en el periódico.

A partir de ese momento, en el cual la directora más joven de un periódico español perdió los papeles ante ciertas respuestas no esperadas y que se había ganado con creces, nuestras relaciones fueron mejorando y acabé, todo hay que decirlo, manteniendo buen son con ella.

Cuando el ministro Corcuera, por poner un ejemplo, viajo a Ceuta para inaugurar el edificio de la Policía Nacional en la plaza de Colón, se sirvió un vino español en el Hotel La Muralla y nunca he dejado de recordar cómo durante el acto estuvo EB de incisiva con Antonio Rosino –Comisario- en asunto que desembocó en una anécdota que suelo yo contar a según qué personas.

A EB le gustaban mucho los chismes, las habladurías, el comadreo y, por supuesto, los rumores. Periodismo que puso en práctica cuando lo ejerció en Almería. También disfrutaba de lo lindo con los debates donde los contertulios discutían a voz en cuello. Vamos, donde a cada paso se decían lo de no le permito a usted que me alce la voz.

Durante cierto tiempo, confieso que le perdí la pista a Elisa Beni. La periodista que lleva a gala haber sido la directora más joven de España. Y, claro, me llevé una gran sorpresa cuando una vez la hallé en una televisión tratando de imponer sus opiniones y vociferando más que cuando yo la conocí.

Desde ese día, muchas han sido las veces que la he visto en La Sexta, en Telecinco y en otras cadenas de televisión. Pero nunca antes la había disfrutado tanto como ahora. Y es así porque me encanta ver a EB revolverse en su asiento, cruzando las piernas más y mejor que Sharon Stone, en su momento, y dando muestras evidentes de querer comerse vivo a Francisco Marhuenda: director de ‘La Razón’. Al director de ‘La Razón’ no sólo le tiene ganas la mujer del juez Bermúdez, que es Elisa Beni, sino un gentío enorme. Y no porque sea del PP y amigo íntimo de Rajoy. Qué va… Lo detestan porque es el clásico tipo que actúa como un robot para sacar de quicio al más pintado. EB puede perder la chaveta en cualquier instante con él.
 

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