Trabajadores de la Facultad de Educación y Humanidades se
despidieron esta semana a de las instalaciones de El Morro.
A lo largo de los últimos días se han recogido libros,
documentos y muchos recuerdos. EL PUEBLO acompañó a algunos
de los empleados que se despedían del centro universitario,
como la responsable de la Cafetería o una empleada de
Conserjería.
Trabajadores de la Facultad de Educación y Humanidades se
despidieron la semana pasada de las instalaciones de El
Morro. A lo largo de los últimos días se recogieron libros,
documentos y muchos recuerdos. La responsable de la
cafetería, María Fuente, se emociona cuando explica cómo ha
sido su trabajo en la Facultad: “He estado cuatro cursos
pero ya lo dejo, siento mucha pena porque me he llevado muy
bien con los alumnos y el profesorado, voy a echarles mucho
de menos”.
Por una “situación personal”, María deja atrás esta etapa de
su vida, que recordará, entre otras cosas, por haber
preparado “muchísimos bocadillos de tortilla y de lomo”.
“También tenía menús”, recuerda. “Esto me ha dado vida y
nunca he visto ni una mala cara”. La ya ex encargada de la
cafería explica con cariño que en Navidades, los alumnos la
‘mantearon’ y que incluso la ayudaban en la cocina. “Cuando
he estado enferma han venido a verme a casa y les envío
desde aquí un fuerte abrazo y les doy las gracias”.
La historia de María no es la única con la que EL PUEBLO se
encuentra por los pasillos de la Facultad, que rezuman
recuerdos. Una etapa se acaba y tanto el personal como los
alumnos se trasladan hasta las instalaciones del nuevo
Campus Universitario, ubicadas en el antiguo acuartelamiento
del Teniente Ruiz.
En la Conserjería
En la Conserjería está Olena, nacida en Ucrania y con
nacionalidad española. Lleva seis meses en la Facultad y
comenta que el nuevo Campus le parece un lugar “muy bonito”.
“Esperamos que el servicio sea mejor allí”, destaca, para
añadir que su suegro hizo el servicio militar precisamente
en el tradicionalmente conocido como el ‘54’. Incluso llevó
“en alguna ocasión a sus nietos, cuando eran pequeños, a que
vieran el cuartel en el que hizo la ‘mili’”. “Si hubiera
vivido estoy convencida de que le hubiera hecho mucha
ilusión”, dice Olena emocionada. Mucho trajín de cajas, por
ejemplo, en la biblioteca de la Facultad. Recuerdos y más
recuerdos que se acumulan. Pero todo se hace con gran
ilusión, hasta la limpieza de las aulas y las salas de
profesores se hace con ‘más ganas’.
Buen ejemplo de que el traslado está siendo efectivo, es que
el personal de Correos ya ha cambiado la dirección de la
Facultad y las cartas se remitirán al ‘Teniente Ruiz’. Al
Campus Universitario van los estudiantes de la Facultad de
Educación y Humanidades, la Escuela de Enfermería, del
Centro Asociado de la UNED en Ceuta y de la Escuela de
Idiomas. Por el momento, la Administración no ha decidido
cuál será el uso de los edificios que ahora quedan vacíos ya
que, según afirmaba la portavoz accidental el pasado día 29
tras la celebración del Consejo de Gobierno.
No va a ser la única medida “colateral” que se tome en
relación a este traslado, ya que la Ciudad estudia desalojar
y derribar las viviendas de ‘Escuelas Prácticas’, que se
sitúan justo en la parte alta del antiguo cuartel y que
tiene “problemas de saneamiento y constructivos”. Los
residentes de la zona explicaban un día después a este
diario que lo único que han solicitado al Ejecutivo local es
que, en el caso de que se produzca el derribo, les den “una
vivienda digna”.
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