La esposa, los hijos, las nueras,
los nietos, los tíos y algunos allegados mas se encuentran
celebrando el aniversario que todos piensan se debe a que el
cabeza de familia ha cumplido ochentas años, o sea, pasa a
pertenecer al gremio de los que, según la sociedad, han
superado la edad media de vida que indican las estadísticas,
lo que supone para todos una verdadera satisfacción y con
esa alegría se prestan a celebrarlo.
Atrás queda lo pasado para disfrutar de un hogar como en el
que hoy nos encontramos, espeta el progenitor octogenario,
cuando todos esperaban una breve semblanza de los años
vividos o algunas anécdotas de su vida, de sus años jóvenes,
de su noviazgo, del nacimiento y posterior crecimiento de su
prole… pero no, trata sobre la hipoteca de su vivienda la
que le ofrecieron “a su medida”, con el 80 % de su
financiación, con cuotas adaptadas a sus necesidades,
mejores condiciones del tipo de interés, bonificación en
función del producto contratado, plazo hasta 40 años,
condiciones financieras concretas para el préstamo a
hipotecar, etc. Pasando por el simulador de la operación, o
sea, dividir el sueldo anual por doce y calcular el 40 % que
sería el importe mensual a contratar. Después vinieron los
gastos iniciales de compra (12 %), comprobar si los metros
habitables coinciden con los reales de la vivienda ya que se
puede dar el caso que los confundan con los construidos (un
15 %), cuota de participación en los servicios comunes del
inmueble, Impuesto de Bienes Inmuebles, gastos del Registro
de la Propiedad, comprobar en el Ayuntamiento situación en
términos urbanísticos de la vivienda, memoria de calidades,
datos de inscripción en el Registro, todo ello ya pasado y
rematado minuciosamente, tanto en lo que se trata a la
cuestión económica como a trámites y obligaciones
documentales se refiere. O sea, media vida pendiente de la
hipoteca con la espada de Damocles (como cuenta la antigua
literatura) con la amenaza constante que pudo llevarlo
inesperada y repentinamente a un trágico desenlace, hecho
que por suerte no sucedió, no hay mas que ver las continuas
y diarias acciones de la Plataforma de Afectados por la
Hipoteca y los desalojos que se vienen llevando a cabo de
matrimonios, enfermos o sanos, e hijos pequeños sin otra
complicación mas que la orden judicial por la que actúan las
Fuerzas de Orden Público.
Por ello, ante todos los avatares vividos, el octogenario
alzó su voz para que todos supieran que accedió a que se
llevara a cabo este acto para celebrar que, con su
cumpleaños (uno menos que le quedaba por vivir, cuestión que
no es agradable celebrar, según su criterio), ha terminado
de pagar, nada menos, que la !!hipoteca de su casa¡¡, sin
correr ya peligro de desahucio y sin dejar a su familia
deudas pendientes, pues las deudas también se heredan…
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