Ya sé que simplemente con aparecer
el titular los castos y piadosos, pero aferrados todos ellos
a las coordenadas de los bandos políticos, van a poner el
grito en el cielo, haciéndose los remilgados y echando
pestes o maldiciones, contra aquellos que se atreven a
denunciar todo esto.
Nada me importa, nada tengo que agradecer a cualquiera de
las castas políticas y, por tanto, nada debo callar de lo
que veo a cada instante.
Hace muy pocos días terminaban el Bachillerato con su
correspondiente Selectividad cientos o miles de jóvenes de
Ceuta y del resto del Estado Español, pero pasadas las
alegrías de aquellos que habían aprobado empiezan los
quebraderos de cabeza de lo que harán después y pensando en
su verdadero futuro.
Ahora mismo, y en honor a la verdad, yo diría que les debe
dar lo mismo lo que quieran hacer, porque salvo que los
inútiles que rigen nuestra sociedad aquí y fuera de aquí,
pasaran de la noche a la mañana a ser expertos en algo, la
mayoría de estos jóvenes están condenados a quedarse en el
paro o emigrar a otra parte.
Y entramos en uno de los aspectos más duros y peligrosos que
nos atañen o mejor dicho atañen a ciertos sectores en Ceuta:
emigrar.
A lo largo de los últimos meses y que nadie hable únicamente
de talante religioso, se ha venido tratando con un aire de
menosprecio y de poca sensibilidad el hecho de que más de
media docena, posiblemente una, de ceutíes, de ciertos
sectores, habían sido reclutados para fuera.
La cosa tiene o debe dársele una profundidad muy distinta de
la pura religiosa o política, porque lo que nadie ha dicho
todavía es que esos jóvenes tuvieron aquí un trabajo digno,
una estabilidad, eso no lo ha dicho nadie y lo contrario
tampoco. A lo único que se limitó la prensa fue a la noticia
como tal, las autoridades políticas ni eso siquiera.
No me cabe la menor duda de que en un estrato con pleno
empleo parte de esos se habrían quedado aquí, no hubieran
necesitado vivir de esas promesas que, a lo mejor, luego ni
se llegan a cumplir.
Y si ha habido jóvenes, ellos, que han saltado nuestras
fronteras, de la manera que fuera, más jóvenes, en este caso
ellas, de aquí como de otras docenas de lugares de la
Península o de los archipiélagos, también, se han decidido
dar el salto a otra parte en busca de ..., lo que sea, en
muchas ocasiones, al ser jóvenes, para caer en las redes
mafiosas de ciertos desalmados y ser inducidas a la ..., con
la particularidad de que esas redes que existen y sus capos
que viven como Dios están ejerciendo como amos y señores de
muchas jóvenes que no tenían otra alternativa más que
comerciar con su propio cuerpo.
Y es llamativo el que estas redes sigan ahí, las fuerzas de
seguridad no parecen dar con ellas, no son capaces de
desentrañarlas y los políticos, desde ayuntamientos a
Comunidades Autonómicas, pasando por diputaciones, no se
quieren enterar de nada. Ellos viven muy bien, no saben
hacer nada y los problemas colaterales a su sueldo no les
interesan.
Así ha comenzado el verano de 2013, y si no nos equivocamos
mucho así va a terminar, sin que los grandes partidos, ni
los de tamaño menor se enteren de nada. Esto no interesa
nada más que a aquel o a aquellos que lo tienen que
soportar.
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