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OPINIÓN - VIERNES, 5 DE JULIO DE 2013

 

OPINIÓN / EL OASIS

Evolución
 


Manolo De la Torre
manolodelatorre@elpueblodeceuta.com
 

Hace muchos años, pero muchos, varias familias decidieron instalar unas tiendas de campaña en la plaza de África para pasar la noche tras haber estado el día reclamando una vivienda de protección oficial frente al edificio municipal y volver a las andadas al siguiente.

Habiendo intervenido la Policía, al otro día solo quedaba un ceutí de religión musulmana como único protestante a la vera de un parterre. Caminaba yo hacia la nave donde se editaba el Periódico de Ceuta, como era habitual en mí, cuando me topé con el último superviviente de aquella reivindicación

El hombre había soportado estoicamente todas la presiones habidas y por haber para que abandonara el lugar. Pero se mantuvo en sus trece. Y a mí, que sabía de qué iba la cosa, me tenía atónito la capacidad de aguantar de aquella persona, de resistir lo que había resistido con tal de que sus hijos -eran varios- tuvieran acceso a una vivienda digna. Y me acerqué para que me diera su versión de los hechos.

Las tres de la tarde marcaba ya el reloj municipal, cuando un agente de la Policía Local, que estaba apostado a corta distancia, cumpliendo órdenes, se nos acercó haciendo uso de maneras poco apropiadas para evitar que pudiésemos charlar. Aunque el ceutí, de religión musulmana, ya me había puesto al tanto del principal problema que tenía para que se le incluyera entre los afortunados a hacerse con una vivienda protegida.

Entre el agente de la autoridad y el ceutí, de religión musulmana, se suscitó un intercambio de palabras. Las que nunca fueron ni desagradables ni mucho menos ofensivas por parte de la persona que ardía en deseos de poder hacerse con una vivienda de protección oficial.

No obstante, acabó siendo acusado de resistencia a la autoridad y allá que se lo llevaron detenido. Debo decir cuanto antes que llegué a la nave donde se editaba mi periódico con las pulsaciones subidas de tono y la tensión desbocada. Por mor de una injusticia tan detestada siempre por mí.

Escribí un artículo del hecho que se publicó al día siguiente. Lo cual me convirtió en testigo de lo ocurrido. Tuve presiones para que cambiara mi versión de lo sucedido. Pero dije que nones y el día previsto para el juicio acudí y declaré lo que correspondía.

El fiscal de aquel juicio era, si la memoria no me falla, una abogada: María Dolores Linares; que estaba sustituyendo al titular. Y ésta, atendiendo solamente a lo que decía el policía, pedía para el ceutí, de religión musulmana, condena de no sé qué y no sé cuanto… El juez, sin embargo, impartió justicia y el hombre salió ileso del trance.

El ceutí, de religión musulmana, lo único que reclamaba era un piso de protección oficial sin tener que pagar el impuesto revolucionario que, en aquel tiempo, se exigía tras una reunión acordada con el peticionario en una cafetería de la plaza de África. Por parte de alguien conocido.

El concejal de Economía y Hacienda, entonces, era Juan Luis Aróstegui. Debido a que su partido, el PSPC, gobernaba coligado con el PSOE y CDS. Aróstegui, amén de ser muy amigo de la fiscal, daba muestras evidentes a cada paso de detestar a los ceutíes de religión musulmana. Lo cual, en aquellos años, era más inhumano que peligroso. Aróstegui ha evolucionado. Como debe ser. Y hay que felicitarle. Aunque su evolución la está usando para satisfacer sus intereses políticos. Cuidado con él.
 

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