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sucesos - JUEVES, 4 DE JULIO DE 2013


El tiroteo fue en la calle Bentolila. F.r.

tiroteo
 

El Ingesa prevé evacuar a la península al herido de bala en la boca para intervenirle

El joven, de 27 años, está hospitalizado en la UCI con pronóstico estable dentro de la gravedad y requiere de cirugía maxilofacial
 

CEUTA
Tamara Crespo

ceuta
@elpueblodeceuta.com

El joven herido de bala en la boca el pasado martes permanece hospitalizado en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) del Hospital Universitario y el Ingesa planifica su traslado a la península para que pueda ser sometido a una interveción de cirugía maxilofacial. Según el parte médico facilitado ayer, Y.E., de 27 años, se encuentra “estable dentro de la gravedad”.

El Ingesa informó ayer de que el herido por arma de fuego en la cara, más concretamente, en la boca, el martes, podría ser evacuado a la península. En una nota, la institución sanitaria señala que el joven Y.E., de 27 años, que ingresó en Urgencias la madrugada del día 2, continúa hospitalizado en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI). El pronóstico del paciente es “estable dentro de la gravedad” y ayer se trabajaba ya en la planificación de su traslado a un centro hospitalario peninsular con el fin de que pueda ser sometido a una intervención quirúrgica de cirugía maxilofacial, una especialidad con la que no cuenta el Hospital ceutí.

La víctima fue tiroteada, tal como se informaba en la edición de ayer, hacia las 4.30 horas del martes en el número 5 de la calle Bentolila, paralela a la avenida Reyes Católicos. Según las primeras hipótesis sobre el suceso, un individuo acudió a la vivienda en la que se encontraba Y.E. y le cescerrajó hasta cuatro disparos. Entre las heridas que presentaba el joven, la más grave es el impacto de bala en la boca.

Por el momento, todas las hipótesis sobre el origen y circunstancias del suceso están abiertas. La Policía Científica recogió pruebas en el lugar de los hechos a lo largo de la mañana de ayer. Entre las evidencias se encontraba un impacto de bala que penetró por el cristal de la puerta de acceso a la vivienda, de planta baja y situada en una calle peatonal estrecha y de apenas cien metros, así como un rastro y varias huellas de pie ensangrentado.
 

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