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OPINIÓN - MIÉRCOLES, 3 DE JULIO DE 2013

 

OPINIÓN / EL OASIS

Periodista trincón
 


Manolo De la Torre
manolodelatorre@elpueblodeceuta.com
 

En cartas a los celtiberos esposados, cuyo autor es Evaristo Acevedo, leo cuál es el panorama de la juventud masculina española de los años sesenta. De acuerdo con la religión y la ley, el español no debe acostarse con una mujer sin estar previamente santificado por el matrimonio. Hacer lo contrario es “pecado”. “Pecado de perversión” si induce a una soltera a faltar a sus virginales deberes.

“Pecado de adulterio” si acuéstase con una casada. “Pecado sin definir” si “liga” con una viuda. Para casarse la sociedad le exige tener resuelta su situación económica y adquirir un piso, cuyo precio mínimo es de 500.000 al millón de pesetas. Mientras tanto, la sociedad dice al soltero: “¡Permanece casto!” Y a la soltera: “¡No pierdas tu virginidad hasta que te cases!”.

Los tiempos han cambiado, gracias a Dios, pero en esta ciudad hay un tipo, periodista él, que viene disfrutando de pisos de protección oficial. Que yo sepa el periodista ha conseguido que se le adjudiquen dos y con ambos ha negociado. Sin que nadie le haya hecho el artículo correspondiente a semejante desvergüenza.

El periodista de marras se dedica desde hace muchos años a ponerse de parte de los gobernantes locales. Sean éstos de las siglas que sean. Debido a que él es un consumado camaleón. Un sujeto que suele cambiar de opinión o conducta por interés. Pero a cambio de firmar cuantos escritos le pongan por delante exige cada equis tiempo que le concedan un piso de bóbilis. De balde. Gratis.

Tras un tiempo prudencial habitando el inmueble regalado, por los servicios prestados a los políticos gobernantes, el periodista se deshace de él sin pagar la deuda contraída y comienza a hacerse acreedor a otra vivienda. Y a fe que lo hace tan bien como para conseguir otro piso. En el mejor sitio de la ciudad y, normalmente, de los mejores situados.

La venta de los pisos le conceden la oportunidad de hacerse con un dinero que no le corresponde y, encima, nadie se hace cargo de las trampas que le deja a Emvicesa. Y la Empresa Municipal de las Viviendas de Ceuta se resigna a ser defraudada de esa manera. Mientras que los funcionarios del organismo ponen el grito en el cielo contra lo que ellos consideran un robo a mano armada.

Robo a mano armada es recibir las llaves de un piso sin pagar el 20% de entrada y la hipoteca correspondiente al 80% restante. Cuando hay innumerables personas que están lampando por poder acceder a un piso sin que les sea concedido por falta de medios. Personas que nunca han disfrutado de una vivienda de protección oficial y mucho menos de una de compra directa.

El periodista en cuestión, conocido ya por cómo se trajina a los gobernantes para que le permitan traficar con viviendas, es el mismo que se encarga de defender a las autoridades locales cuando éstas cometen tropelías. Un periodista al cual se le conoce entre bastidores como el vendido a tiempo completo.

El periodista en cuestión, trincón de oficio, es capaz de escribir cuanto le dicten si a cambio le prometen que, a su debido tiempo, le será posible vender su piso de protección oficial y hacerse con otro que será pagado íntegramente por el gobierno. El hecho, que es de dominio público y que viene ocurriendo con cierta frecuencia, debe ser conocido por la coalición Caballas. La formación que todo lo sabe.

No obstante, Juan Luis Aróstegui, nuestro inquisidor de guardia permanente, permanece en silencio. ¿Por qué será?...
 

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