Saber defender una mentira en
público nunca es fácil. Por eso la intervención ayer de
Yolanda Bel en el Pleno para defender a la televisión
pública fue de tal desacierto que al situar como ejemplo a
Canal Sur, le puso el argumento en bandeja a los miembros de
la oposición para censurarle los comentarios que sobre la
televisión autonómica de Andalucía formula el Partido
Popular, equiparables a los argumentos que tanto PSOE como
Caballas esgrimen con el canal ceutí. No cabe mayor torpeza
que ponerle al adversario político su argumento tan fácil,
en un ejemplo de poca agilidad mental y nula concepción
estratégica en un debate en el que la Presidenta del Consejo
de Administración de RTVCE, se mostró muy pobre de recursos
para defender la pluralidad informativa de un medio, sobre
el que ella misma se atascó. Quizás por su poca convicción a
la hora de hacerlo.
Bel dijo una serie de mentiras sin inmutarse. Porque la
realidad es que a los miembros de la oposición solo les
sacan durante el programa de Feria y, en el caso del PSOE,
en contadas ocasiones cuando viene algún político de Madrid.
Para lo demás, no existen. Dijo además que no dan
instrucciones sobre el tratamiento informativo y mintió. Y
ella lo sabe. Su problema es que desprecia la inteligencia
de muchas personas a los que cree “cortitos” de mente.
En general el discurso de Bel es cada día más anodino y sus
argumentos son más débiles que nunca. Aunque ya tiene
experiencia como portavoz, cada vez se muestra menos fluida
en su oratoria y poco hábil para descubrir los puntos
débiles del rival político. Como portavoz, no cabe solo con
llevarse la lección aprendida, ya que en los turnos de
réplica y contrarréplica es donde se demuestra la habilidad
y solvencia políticas, ya que hay que recurrir a la
improvisación, al ingenio, a la capacidad de reacción, a la
sagacidad y a la fluidez de ideas con un argumentario
sólido. Algo de lo que Bel carece actualmente.
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