No recuerdo si yo he escrito algo
en mi vida sobre quien lleva ya muchos años ocupando cargos
en el Ayuntamiento. Pero de lo que sí estoy seguro es que yo
no he hablado nunca con él. Y hay más: tardé bastante tiempo
en ponerle cara a la persona cuando se referían a ella.
Entre José Diestro y servidor jamás ha habido ni
siquiera un adiós, un hola, o un cómo está usted. Y, cuando
nos hemos cruzado por la calle, de higos a brevas, lo que sí
he apreciado es que eludía cualquier posibilidad de acceder
a un posible gesto de cortesía por mi parte. Y en esos
momentos, confieso que me acordaba de Francisco de
Quevedo y de lo que decía éste al respecto:
-¿Qué pierde el hombre en ser bien criado? ¡Qué sé yo a
quién habré de menester ni en qué manos he de dar!
Lo que traducido a román paladino, viene a ser eso de que
ser agradable cuesta menos que no serlo. Por el qué
necesitaré en algún momento de mi vida. Pero, dado que
también merece respeto la falta de simpatía callejera, al
menos ha de no darse la impresión de que se escupe por un
colmillo o que se mira a ciertas personas por encima del
hombro.
José Diestro viene siendo noticia desde hace varios días. Y,
de no haber dimitido el consejero de Economía y Hacienda,
seguramente el director general de Finanzas y Presupuestos
del Gobierno local habría copado todo el interés de los
medios de comunicación. Por algo tan sencillo como que dos
Tribunales de Justicia han sentenciado que carece de
legitimidad para ocupar el cargo que le designó nuestro
alcalde.
Y no voy a entrar en lo argumentado por los jueces, puesto
que acerca de ello ya se ha informado por quienes deben
hacerlo. Y, lógicamente, lo han hecho de manera tan clara
que hasta los más lerdos en la materia sabemos ya que JD es
director general de Finanzas y Presupuestos del Gobierno
local porque a nuestro alcalde le sale de sus adminículos.
Nuestro alcalde, como todos los políticos, cuanto más
arriba, se considera también inefable e infalible, y hasta
convencido de que está legitimado para pasarse las leyes por
el forro. En un alarde de echado para adelante que bien le
valdría para tomar decisiones que están pidiendo a gritos
los ciudadanos. Ahora bien, a qué se debe ese empecinamiento
de nuestro alcalde en mantener a José Diestro en un cargo
donde viene desempañando labores correspondientes a
funcionarios. A qué se debe que nuestro alcalde haya venido
haciendo oídos sordos a las denuncias hechas en su momento
por un sindicato. Y sobre todo recurriendo la sentencia del
juzgado de lo Contencioso Administrativo de Ceuta. Y, como
no, repuchándose incluso ante la segunda sentencia del
Tribunal Superior de Justicia de Andalucía.
En principio, pienso que JD debe tener unas cualidades
personales y profesionales que no hallan parangón. Lo cual
estimula mis deseos de conocerlas. Porque han de ser tan
inconmensurables como para que nuestro alcalde se haya
implicado tantísimo en una causa que, además de perdida, le
está sacando los colores y costándole una pasta gansa a los
ceutíes. Luego, meditando un poco acerca de los otros casos
de personas que ocupan cargos que tampoco les corresponden,
caigo en la cuenta de que no han inventado nada. Vamos, que
están en posesión de un caletre para ir tirando. Y me doy
cuenta de que Diestro es otro mindundi -apadrinado-. De los
que nuestro alcalde gusta de rodearse.
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