Corren malos tiempos para los ciudadanos que decidieron en
una etapa de su vida invertir en su futuro, labrarse un
puesto de trabajo a costa de muchas horas en vela, fines de
semana y fiestas estudiando, y jornadas laborales de 10 y 12
horas sin sueldo, para obtener un empleo en la
administración pública.
Se nos llena la boca de palabras como esfuerzo, sacrificio,
responsabilidad… ¿Hay mayor sacrificio que “renunciar” a tu
vida durante meses o años para conseguir una estabilidad
laboral?
Si, corren malos tiempos para los funcionarios, esa “casta
privilegiada” a la que algunos han convertido en la diana de
sus críticas.
En definitiva, corren malos tiempos por la mala intención de
los malintencionados o la atrevida ignorancia de los
ignorantes, desde la que se censura a los funcionarios,
manejados por un discurso oficial simple, maniqueo y que les
pone en la picota.
Malintencionados o ignorantes que quieren no saber: no saber
cuál fue el origen de la función pública moderna, no saber
por qué se creó, no saber que eso de reformar la
administración pública tiene poco que ver con recortarla y
mucho que ver con otras cosas más complejas, pero más
útiles.
Malintencionados o ignorantes que quieren no saber que
España nunca se ha caracterizado por tener una
administración pública excesiva.
Malintencionados o ignorantes que no quieren saber que
tampoco hemos tenido un empleo público alarmante es sus
distintas modalidades (salvo la libre designación, pero esta
es otra historia de la que ni tan siquiera estamos seguros,
aunque intentamos averiguar la verdad con datos).
A todos ellos les dedicaremos la segunda parte de esta
entrada, pero hoy a vosotros funcionarios y empleados
públicos queremos agradeceros vuestra labor, que desempeñáis
no siempre en las mejores condiciones, y que hace la vida de
los ciudadanos más vida más agradable, interesante, sana y
segura.
Gracias a los MAESTROS por orientar nuestra vida desde la
más tierna infancia, por abrirnos las puertas al
conocimiento y por enseñarnos a cuestionarnos las cosas
desde distintos puntos de vista. Os agradecemos el
enseñarnos a razonar y darnos la libertad que entrañan los
libros.
Gracias al PERSONAL SANITARIO (auxiliares, celadores,
enfermeras, médicos…) por acompañarnos en los peores
momentos con una sonrisa, una frase de cariño y vuestra
experiencia acumulada a lo largo de los años.
Gracias a los CUERPOS DE SEGURIDAD por protegernos, por
acompañarnos en situaciones límites (maltratos, personas
desaparecidas…) por estar en vela para que el resto de la
sociedad pueda descansar.
Gracias a los FUNCIONARIOS que día a día desempeñan labores
diversas en los ministerios, oficinas de hacienda,
delegaciones del gobierno, oficinas de la seguridad social,
oficinas de desempleo, juzgados, centros penitenciarios,
etc. Gracias por seguir facilitándonos gestiones, trámites y
explicaciones al tiempo que lidiáis con acusaciones de
“vagos o incompetentes que viven del erario público” que a
fuerza de repetirse como un mantra pretenden convertirse en
realidad.
Cuando comprendamos que es indispensable el esfuerzo y la
preparación para acceder a un puesto de trabajo, entonces
empezaremos a valoraros. Quizá, entonces, superando la mala
intención y la ignorancia miraremos a otro sitio y nos
preguntaremos, con sentido crítico, si todos los servidores
públicos están a la altura de las circunstancias. Quizá,
entonces, recordaremos la frase “que buen vasallo, si
tuviese buen señor”. A todos vosotros nuestro sincero apoyo
y reconocimiento a vuestro trabajo.
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