Ante la situación de crisis que
hemos creado los funcionarios y pensionistas me veo que las
únicas salidas que tengo para poder seguir respirando, sin
necesidad de la bombona de oxigeno, es volver a subirme a un
escenario para dedicarme, de nuevo, al mundo del espectáculo
que, por cierto, está la cosa bastante mal para conseguir
contratos o dedicarme a dar clase a todos aquellos que
quieran ser políticos.
Deshecho la primera opción por dos poderosas razones.
Primero porque mis facultades físicas no se si estarán
dispuesta a aguantar nueve horas de escenario en el
supuesto, que es mucho suponer, que pueda conseguir algún
contrato.
Decido, pues, aferrarme a la segunda opción, dar clase a
todos aquellos que aspiren a entrar en el mundo de la
política, teniendo en cuenta que sólo, para ser político, es
necesario ser español, mayor de edad y saber leer y
escribir.
Así nos crece el pelo con la clase política, pues mientras
para acceder a un puesto de trabajo, aunque sea no
cualificado, se exige como mínimo el graduado escolar, para
ser político no se necesita ni ese graduado escolar¡¡Ele el
arte que no se puede aguantar!!.
Las clases, para todos aquellos que estén interesados, las
iniciaré después del verano. Ya se sabe que el verano es
para las bicicletas. Y no me veo yo, subido en lo alto de
una bicicleta dando las clases cada día.
La primera clase va a consistir en que los alumnos se
afilien a algún partido, me da igual sea el que sea, cada
uno es libre de escoger el partido que más le venga en gana.
Reunidos todos los alumnos nos dedicaremos a explicarle que
una vez afiliados, deberán mostrar obediencia ciega al manda
de turno, para ir haciendo méritos, dándoles el
correspondiente cabezazo cada vez que se crucen con él y
gritando: “usted me manda, usted me ordena, soy su más fiel
y humilde servidor”.
Háganse cuenta que soy el manda de turno, pónganse de píe,
demen los correspondientes cabezazos y y repitan, una y otra
vez, la frase de marras. Así durante media hora. Vale, ya ha
pasado el tiempo. Mañana la segunda lección.
Hoy toca el turno de un cursillo intensivo de pegar
carteles. Cojan la brocha, el pegamento y apegar los
carteles que tienen en los pupitres, siempre sin olvidar que
a cada segundo deberán repetir la frase de marras enseñada
en la primera lección.
La segunda es decir a todo:”sí, bwana”. Condición
indispensable para hacer méritos suficientes ante los ojos
del manda de turno. Igual que es otra condición
indispensable, en el caso de ser elegido para ocupar un
lugar en la lista, a las próximas elecciones, el hacerse
cargo de todos los “marrones” que cometa el manda de turno,
para que a él nunca le caiga nada de los mismos, a pesar de
partir de el manda de turno todas las ideas, incluidas las
ilegales, a poner en prácticas, pero que él jamás habrá
dicho nada de llevar a cabo las mismas, que eso es cosa
exclusiva de los del “sí, bwana”,que se han saltado a la
torera sus recomendaciones.
En fin, queridos alumnos, cabezazos, fidelidad. “sí,bwana” y
cargar con todos los “marrones” que el manda de turno tenga
a bien decidir.
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