No hemos hecho más que entrar en
él y parece que la normalidad veraniega, climatológicamente
hablando, va a tono con lo que es la llegada de estación.
Lo malo de la situación es que en el ambiente del paro las
cosas, por mucho que se traten de poner color de rosa,
siguen de forma parecida, a no ser que la casta política
considere un avance, en la superación del paro, sacar tres
plazas para unas posibles extinciones de incendios
forestales en el verano y con eso se haya arropado en toda
una provincia el problema del paro.
La situación, a pesar de estar en esta época veraniega, se
está convirtiendo en alarmante, mientras los “jetas”
dirigentes de partidos, ayuntamientos, comunidades
autonómicas y demás siguen viviendo como el mismísimo Dios,
por el mero hecho de pertenecer a un partido o a un grupo
que logró ser votado más que los otros.
He vivido muy de cerca, días pasados, una de las pruebas
convocadas por la Junta de Castilla y León para dos o tres
plazas de colaboradores en caso de incendio en el monte.
A esas pruebas acudieron jóvenes solteros, otros jóvenes
casados y con descendencia, hombres mayores de 40 años y un
largo etc, más de 50 aspirantes.
Todos y cada uno creían haber hecho las pruebas que les
habían propuesto de una manera correcta, pero al final los
números son los números y sólo dos o tres personas pudieron
entrar, los demás se quedaron fuera.
¿Con qué ganas de hacer nada y de decir nada puede volver un
hijo o un padre de familia a casa, tras unas vergonzosas
pruebas de ese tipo?. Sencillamente, tienen que llegar
aburridos, sin ganas de nada y maldiciendo a todos los
cielos y a todos los impresentables que les están dirigiendo
y que cuando se acercaban las anteriores elecciones les
pedían muy sumisos el voto.
Es una pena que todavía falte casi un año para las próximas
municipales, porque cuando eso llegue, aunque sea por un par
de meses el paro bajará, desde luego de una manera
artificial, en un buen porcentaje, para luego ..., volver a
lo mismo.
Con las vacaciones de verano a cuestas, es el momento de
pensar y me lo estoy pensando, concurrir a los próximos
comicios, y no por considerar que nuestra presencia sea la
panacea de salir de donde estemos, sino porque de esa forma,
desde dentro, lo que sí haríamos sería impedir que los de
siempre sean los que mandan o gobiernan, a su antojo y
capricho, sobre todos los demás que nada tienen.
Unas elecciones municipales pueden no ser nada, pero sí
pueden ser la piedra angular para que desde el “piso bajo”
se vayan asentando las bases y para evitar que los caciques
de turno, como es el caso de cualquiera de los “to-pa-mí”,
vayan arriando velas, dejen parte de sus prebendas y
colaboren a que esta situación tan angustiosa se reduzca un
poco más.
Hoy por hoy, si uno pertenece o está afiliado a un partido y
tiene ganas de medrar, tendrá que acatar las normas de ese
partido, pero eso no será mi caso, que estando afiliado, y
pagando religiosamente, a un partido, no tendría
inconveniente colaborar con cualquiera que tenga
aspiraciones de hacer algo diferente para beneficiar a
todos.
Verano y paro han llegado de la mano, espero que, en
septiembre, las cosas hayan cambiado y, de verdad, el paro
no sea la lacra vergonzante en la España que vivimos.
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