El delegado del Gobierno,
Francisco Antonio González, se ha mostrado sorprendido por
el silencio mostrado por una formación política de la
Asamblea de la Ciudad de Ceuta, la Coalición Caballas, que
ha mantenido un “estruendoso silencio” ante lo que ha
supuesto la mayor operación terrorista que se ha conocido
nunca en Ceuta, al desarticular Policía y Guardia Civil el
pasado viernes, a una red de captación de presuntos
terroristas islámicos. Ese silencio, esa falta absoluta de
pronunciamiento público en favor del éxito de las Fuerzas y
Cuerpos de Seguridad, ha tenido su interpretación negativa
en muy buena parte de la sociedad ceutí.
En la calle, al delegado del Gobierno González Pérez, le han
dicho que Caballas ha guardado un silencio cómplice contra
la captación de yihadistas ceutíes con destino a Siria. Y ha
llegado a decir también que, si fuera malvado, establecería
un paralelismo entre la formación de Mohamed Alí y Juan Luis
Aróstegui con otros partidos “del otro norte”, es decir, el
País Vasco. Un “estruendoso silencio” en palabras del
delegado del Gobierno sobre el mutismo de Caballas en este
caso de la captación yihadista en Ceuta, que no se entiende
desde el punto de vista político con lo analistas y críticos
que son, y mucho menos, desde el ámbito social.
Un operativo de esta dimensión, no puede escapar a la
valoración política de una formación con presencia en la
Asamblea de la Ciudad Autónoma de Ceuta, legítimamente
surgida de las urnas, donde la democracia y el Estado de
Derecho le avalan. No puede silenciar su voz cuando ha
tenido lugar una operación policial de gran calado contra el
terrorismo islamista. Su pronunciamiento es esencial y debe
ser inmediato, aunque si finalmente se produce, llegue tarde
y mal, forzado por las circunstancias.
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