La directora alemana Melanie Gärtner visitó Ceuta la
pasada semana para participar en las actividades del ‘Día
Mundial del Refugiado’ y presentar su documental ‘The land
in between’(La tierra en medio). La película narra la
llegada a Ceuta, y su permanencia en la ciudad autónoma, de
Sekou, un maliense que saltó la valla; Babu, procedente de
la India, y Blade Cyrille, un camerunés que entró en patera.
La directora, que está preparando un libro y un documental
sobre cómo estas tres personas continuaron sus vidas y cómo
son sus países de origen, grabó en Ceuta durante tres meses
en el año 2010. “Ceuta no es tan importante políticamente
para Alemania, pero sí para el mundo migratorio”, destaca la
directora.
Pregunta.- ¿Qué recoge ‘La tierra en medio’?
Respuesta.- La tierra en medio es lo que significa Ceuta
para los inmigrantes, ser entre dos fronteras. Llegan a
Marruecos y después a Ceuta, dejando una vida atrás y
arriesgando. Al llegar a Ceuta tienen que comprender que
aquí hay otra frontera y deben arriesgar la vida otra vez.
En Ceuta ya se sabe pero para mí, visto desde la distancia,
es súper interesante porque psicológicamente para ellos es
una etapa distinta de la que llaman el camino. El punto
interesante era ver cómo actúan en Ceuta.
P.- ¿Quiénes son los protagonistas de la historia?
R.- He trabajado con tres inmigrantes, uno de Malí, otro de
Camerún y el tercero de India. Empecé con más pero fui
centrándolo en ellos, que cada uno siguió su camino. Se
reúnen en grupo pero al final cada uno lucha por sí mismo y
tiene su propia estrategia, que depende del carácter y de la
forma que cada uno tenga de enfrentarse a las cosas. El
acceso fue muy importante porque al principio probé por
varias vías, como acercarme a ellos en la calle. La mejor
opción fue ir al CETI (Centro de Estancia Temporal de
Inmigrantes).
P.- ¿Y cómo es la historia de cada uno de ellos?
R.- Sekou es de Malí y entró saltando la valla y cuando me
lo contaba era como si lo reviviera, con la misma tensión.
Nos fuimos a la valla y lo grabamos, era la primera vez que
él contaba su historia. Había intentado entrar más de diez
veces y se llevó aquí dos años. Todas las historias
ocurrieron en 2010. El de Camerún es Blade Cyrille y llegó
en una patera. Él tenía una personalidad distinta y era muy
fuerte, físicamente y en ideas. Para él era imposible
esperar y tomó la decisión de buscar su propia vida y quería
irse en un camión, aunque al final no fue necesario porque
lo sacaron antes. Babu es de la India. La película narra la
historia en Ceuta, cuenta lo que dejaron atrás y después hay
un epílogo en el que se da una idea de cómo siguieron sus
vidas.
P.- ¿Cómo surge su interés por la migración en Ceuta?
R.- Nosotros sabemos lo que pasa pero un lugar como Ceuta,
que políticamente no es tan importante para Alemania -salió
en las noticias cuando los saltos de la valla de 2005 pero
después no se habla de Ceuta-, sin embargo, para el mundo
migratorio es un lugar muy importante. Antes más que ahora
porque ha disminuido el fluido migratorio, pero hay mucha
gente que todavía intenta entrar en Ceuta. Visualmente, las
fronteras se pueden ver. Además en Ceuta se ve la costa,
Europa, a lo que deben enfrentarse cada día. Mi interés
comenzó con mi primer viaje a África en 2003 y después he
vuelto regularmente. Mi profesora era maliense y tengo allí
una niña que tiene mi nombre. Además me gusta viajar.
P.- ¿Cómo preparó el rodaje y el trabajo previo?
R.- Yo soy antropóloga y he aprendido a preparar el terreno
para trabajar. Hay veces que debes hacer trabajos previos, y
eso está internalizado. Ya había realizado investigaciones
en África. Vine una semana a Ceuta y tomé los primeros
contactos, con el CETI, las estructuras formales, las
asociaciones. Después vine tres meses a rodar. Fue poco a
poco. No puedes forzar. Sigues el ritmo de la vida de ellos.
P.- ¿Cómo contrastaba que la historia que ellos le
contaban era verdadera?
R.- Es casi una amistad lo que se genera entre las dos
personas, es algo muy íntimo porque pasas mucho tiempo con
ellos. Lo único que pasó fue que el chico de Malí no había
dicho que era de Malí sino del Congo, porque su país era
estable y lo iban a deportar. Pero yo conozco mucho Malí,
cada año voy, e identifiqué una bolsa que él tenía
tradicional de allí. También conozco su manera de hablar.
Después de la grabación, él me llamó para decirme la verdad,
pero yo ya lo sabía, así que no fue una gran mentira.
También con Babu, el de la India. Yo estoy trabajando en un
nuevo proyecto, un libro que cuenta las historias de sus
países natales y me fuí a Malí y a la India, me falta
Camerún que iré este año. En la India me encontré con que
había pequeñas mentiras como que él no era de la casta que
me había dicho y que su padre no tenía los negocios que
había dicho.
P.- ¿Recibe ayudas estatales para la grabación?
R.- Sí, hay un fondo en Alemania para las películas. Es
suficiente para el trabajo en Ceuta, y también hay otro
fondo público para la postproducción. Además, trabajo como
periodista, escribo de manera ‘freelance’ y ahora estoy
preparando un documental sobre el mismo tema, pero contado
de otra manera.
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