El gran error en el que puede caer un país bajo la amenaza
terrorista es el de considerar que “todos los terrorismos
son iguales”. Falso. Jamás una mentira de este tipo, por muy
repetida que sea, debe convertirse en verdad. También es
cierto que como eslogan ha podido funcionar en ciertos
sectores.
En el periodismo, las palabras claves que deben dar
respuesta a una buena noticia son aquellas que hacen
referencia al quién, cómo, cuándo, dónde y por qué. Con
ellas, el periodista intenta estructurar una información
dentro de la ortodoxia más aceptada. Con el terrorismo se
podrían formular las mismas preguntas para navegar con algo
más de luz por tan tenebroso camino. Sólo habría que poner
en el “quién” el nombre de un determinado país y hacer un
recorrido por el resto de las preguntas para ver cuál es el
resultado de tan complejo análisis sobre una organización
terrorista en concreto.
También es partir de una equivocación el creer que Estados
Unidos y la Unión Europea, por ejemplo, tienen en común la
misma lista de grupos terroristas. Pues no. Podríamos decir
que para la UE la lista es más pequeña que para EE UU.
Aunque ambas superpotencias estén de acuerdo en aquellos
grupos determinados que suponen las principales amenazas. En
esta línea, un pequeño detalle: el actual primer ministro
turco Tayib Erdogan dijo en mayo de 2010, con motivo del
“ataque a la Flotilla de la Libertad” por parte de la Marina
Israelí que Hamás (creado por Irán) “no era un grupo
terrorista” pero que Israel había actuado como los “piratas
somalíes”. Casualmente, y un año antes, el presidente de
Estados Unidos, Barak Obama, decía que Turquía podía jugar
“un papel importante en la cuestión nuclear iraní”, pasando
claramente por alto que para Norteamérica Hamás es una
organización terrorista.
Terrorismo nacional
El terrorismo de ETA (Euskadi y Libertad) ha acabado. Así de
claro. La banda busca “una salida” y el Estado democrático,
un encaje de esa salida con las víctimas. A esto se ha
llegado después de numerosas treguas: (1981-82 disolución
ETA-pm), Argel (1988), Argel 2 (1989), petición de
“garantías al Gobierno” y detención de la cúpula etarra en
Bidart (Francia 1991-92), Pacto de Ajuria Enea (1996),
tregua con tema cárceles y policía vasca (1997-98), alto el
fuego “indefinido” (1998), tregua “solo para Cataluña”
(2004), “cese armado contra cargos políticos” (2005),
atentado de Barajas, que rompe la tregua de 2006, otra en
2010 y el “cese definitivo” (2011).
España ha sido, y quizás siga siendo, un país acomplejado.
Acomplejado porque desde Felipe II no ha dejado de perder
territorios y soberanía global y eso nos ha quedado como gen
político maligno. Francia, Alemania o el Reino Unido
representan la otra cara. En este último país sus fuerzas de
seguridad tiroteaban en plena calle de Gibraltar a “un
comando” del IRA sin apenas repercusión política en 1988. De
la misma manera que agentes de la Seguridad Exterior
francesa hundían el ‘Raimbow Warrior’ de Greempeace porque
protestaba contra las pruebas nucleares en el atolón de
Mururoa por fechas parecidas (1985).
Pero hay que ir más lejos. Los mismos británicos que
tiroteaban “un comando terrorista” en Gibraltar tampoco se
sorprendían en exceso de que la la reina Isabel II diese la
mano al ex jefe militar del IRA, McGuinnes, eso sí, como
viceprimer ministro de Irlanda del Norte. Para entendernos,
es como si el rey Juan Carlos diese la mano al hipotético
consejero del Gobierno Vasco, Arnaldo Otegui, en iguales
circunstancias.
Conviene recordar que franceses y británicos llevan
doscientos años de democracia ininterrumpida frente a
nuestra paupérrima cifra durante el mismo periodo. Algo debe
funcionar mal en nuestro país en tan complejo tema. Prueba
de ello es que en marzo de 2011 el Tribunal de Derechos
Humanos condenaba a España por vulnerar la libertad de
expresión de Arnaldo Otegui y haberle condenado a un año de
prisión por haber llamado al Rey “jefe de los torturadores”.
Estrasburgo más o menos nos dijo que nos habíamos pasado.
Para terminar este capítulo señalar algo importante: ETA es
y ha sido una organización terrorista de ámbito nacional,
sin mayor conexión con otras organizaciones al menos en el
apartado operativo. Sus postulados fundacionales así pueden
reflejarlo. Cerca de 1960 el embrión del terrorismo vasco
nacía con las siguientes reivindicaciones fundacionales: la
defensa del euskera, el antiespañolismo, el etnicismo
(alejarse del racismo) y la independencia de unos
territorios que consideraban suyos: Vizcaya, Álava,
Guipúzcoa y Navarra en España y, Lapurdi, Baja Navarra y
Zuberoa en Francia.
España y el terrorismo global
Así, casi ingenuamente, llegamos hasta el fatídico atentado
de 2004, cuando los españoles quedaron aturdidos por la
magnitud de una catástrofe que nos dejó 192 víctimas y toda
una clase política caduca en asuntos de defensa
antiterrorista.
Hay una situación que resulta vital reconocer para ver
nuestro futuro en este campo de la defensa nacional sobre
acciones terroristas y nuestra colaboración con otros paises
en este campo. Nuestra clase política se ha demostrado
bastante ineficaz tanto en asuntos internos como externos.
Por si fuera poco, la corrupción actual es de tal calibre
que se han vaciado las arcas del Banco España hasta límites
desconocidos.
A comienzos del presente año, el CIS arrojaba unos datos
preocupantes: el 67% de los ciudadanos están insatisfechos
con la democracia y más del 50% con la Constitución. Así,
ustedes dirán dónde se va en la lucha contra el terrorismo
global. Con una clase política pensada para poner jardineras
y enchufar gente, mientras vacían los presupuestos de la
Defensa Nacional. El caso de Ceuta es patético y
paradigmático. Cuarteles sin mantenimiento y las fuerzas de
Seguridad trabajando en edificios de vergüenza.
Al Qaeda no es ETA. La organización terrorista vasca nunca
pidió a España que “retirara su fuerza de Irak” ni reclamó
para el gran Magreb Ceuta y Melilla. A lo sumo dijo que
salieran los militares del País Vasco en algunos momentos de
aturdimiento.
Si ETA fue una organización de corte analógico, por decirlo
de una manera, el ciberterrorismo del futuro ya está aquí.
Este mismo mes el presidente norteamericano, Barak Obama,
defendía la “vigilancia masiva de las comunicaciones”. Vieja
aspiración de la CIA desde 2009, cuando creó aquel
departamento siniestro al que llamó Servicio Clandestino
Nacional. En la misma línea se encuentra el primer ministro
británico, David Cameron, a quien el diario británico The
Guardian acusa de que Londres habría recibido de Estados
Unidos información obtenida por el programa ‘Prish’, que
analiza correos electrónicos, chats y otros archivos
procedentes de servidores como Facebook, Twitter, Google o
Skype.
Francamente, si España puede ponerse a la altura de este
endiablado ritmo de seguridad, lo primero que necesitaría es
que los españoles se diesen cuenta de que necesitan
políticos preparados para tal fin.
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