En alguna ocasión he calificado a
los dirigentes de la coalición localista Caballas de
incoherentes en sus planteamientos políticos, pero quizás
debería señalar hacia otra dirección. ¿Cómo debería
calificar a una formación política, que en primer lugar
convence al grupo parlamentario popular en la Asamblea de
aprobar una amnistía fiscal que beneficia claramente a su
electorado y posteriormente, consigue la aprobación inicial
de una modificación en la Ordenanza Reguladora de la
concesión de cédulas de habitabilidad, que podría facilitar
a un importante número de viviendas ilegales acceder a
determinados servicios? La respuesta es evidente.
Una vez hecha esta aclaración, compartiré con ustedes
algunas reflexiones relativas a la penúltima nota de prensa
evacuada por la coalición localista en respuesta a las
afirmaciones ofrecidas tanto desde la Delegación del
Gobierno, como desde la Asociación de Promotores, en
relación a la modificación de la Ordenanza Reguladora de
concesión de cédulas de habitabilidad. Una reacción
totalmente desmedida, aunque consecuente con una estrategia
de comunicación, que no duda en arremeter violentamente
contra quienes no comparten sus planteamientos. Sin ningún
pudor afirmaron “Es fruto de mentalidades retrógradas, de
corte fascista, que alimentan tópicos y prejuicios desde la
más absoluta irresponsabilidad”.
Cuando estamos a punto de alcanzar el ecuador de esta
legislatura, se hace aún más necesario marcar distancias
respecto a una formación localista, Coalición Caballas,
cuyas pretensiones chocan frontalmente con los intereses de
quienes han posibilitado al Partido Popular, en los últimos
doce años, alcanzar la Presidencia de la Ciudad con una
mayoría absoluta jamás conseguida por ninguna otra formación
política en democracia. En definitiva, ¿Cómo cooperar con
quienes agreden verbalmente a quienes han depositado su
confianza en el proyecto popular?
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