Sr. Obispo: Un grupo de creyentes de la Diócesis de Cádiz y
Ceuta llevamos reflexionando durante todo este curso
2012-2013 sobre la crisis que empezó en el año 2007 y dura
ya muchos años y sus consecuencias nefastas, que está
dejando en la exclusión social a tantísimas familias y
personas. La pérdida del trabajo ha traído como consecuencia
la pérdida también de la vivienda, del fin de todos los
recursos económicos y la caída, por tanto, en la exclusión
social. Nos ha impresionado de modo muy especial el número
de personas que se ven obligadas a pedir limosnas en las
calles, recurrir a los comedores sociales para poder comer y
buscar un espacio para poder dormir cada noche, ya sea un
cajero automático de una entidad bancaria, un banco de
alguna plaza o calle o algún local vacío o nave industrial
en desuso.
Según un estudio elaborado por Caritas y algunos
ayuntamientos de la provincia, realizado en Enero de 2010 y
publicado por “Diario de Cádiz”, existían 83 personas
durmiendo sin vivienda: 60 de ellas en plena calle y 23 en
albergues. Pero, según las últimas informaciones que aportan
las asociaciones que trabajan habitualmente con las personas
sin hogar, son ya aproximadamente unas 130. Es decir ha
aumentado en cerca de un 60% en sólo tres años.
Hemos estado reflexionando durante varias reuniones tenidas
a lo largo de todo el curso sobre lo que nos dice Jesús en
el Evangelio y en los Hechos de los apóstoles y cartas de S.
Pablo, de la actitud que debemos tener ante las personas
marginadas, excluidas, enfermas o abandonadas.
Hemos estudiado la Doctrina Social de la Iglesia: la
doctrina de los Santos Padres, del Concilio Vaticano II y de
encíclicas como “Caritas in Veritate”.
Hemos visto cómo en algunas diócesis: Cartagena, Bizkaia,
Navarra, grupos numerosos de sacerdotes y laicos cristianos
han tomado iniciativas en esta misma línea que la nuestra,
para pedir a sus pastores soluciones urgentes ante estos
problemas de falta de viviendas y de desahucios de
tantísimas familias angustiadas.
También nosotros, miembros de movimientos de Iglesia como
HOAC, Justicia y Paz, Comunidades Cristianas Populares,
Comunidades Laicas Marianistas (CLM) , Equipos Parroquiales
de Pastoral Obrera (EPPO) de la Iglesia San Lorenzo-Pastora
y otros muchos a título individual y colectivo, como el
Comité Óscar Romero de Cádiz, nos queremos dirigir a Ud.
para plantearle el resultado de nuestras reflexiones:
1.-. Entendemos que sería necesario que la Iglesia –y Ud.
Como obispo de Cádiz y Ceuta- denunciara las causas que
están provocando toda esta situación de exclusión social en
tantas personas. Como Ud. bien sabe, las personas deben ser
lo primero, no los bancos. No se puede consentir que un país
y un gobierno, atendiendo a las recomendaciones de los
organismos económicos mundiales y europeos priorice la ayuda
a los bancos con miles y miles de millones, mientras las
personas están tiradas en las calles en peligro de morir,
como ya ha ocurrido en Cádiz en algunos casos, alguno de
ellos muy reciente.
2.- La Iglesia debería también exigir a las autoridades
locales, provinciales o estatales la apertura inmediata de
los numerosos locales vacíos que existen en Cádiz sin uso
alguno, cerrado durante años. Y que se busquen medios para
que las distintas asociaciones que trabajan con las personas
sin hogar puedan atenderlas en su totalidad y necesidades,
tanto de día como de noche, de modo que no tengan que dormir
en la calle. Creemos que la falta de algún o algunos locales
(uno en Cádiz extramuros y otro en Cádiz interior) no
debería ser mucho problema.
Al mismo tiempo, la Conferencia Episcopal debe pedir, a
nivel nacional, que se cambie la ley hipotecaria del año
1909 y se apoye la ILP que ha recogido más de 1.400.000
firmas exigiendo la dación en pago para la cancelación de la
deuda y convertir la vivienda entregada en una vivienda en
alquiler social, cuyo pago no exceda del 30% de los ingresos
de quien la ocupa.
3.- Además de la excelente labor que Caritas está haciendo
en la diócesis y en las parroquias en favor de los
empobrecidos, en este nuevo tiempo eclesial que nos trae el
nuevo Papa, nos gustaría que Ud, adoptara gestos concretos
en apoyo de quienes más lo necesitan: aquellos que están
tirados en la calle, sin techo ni hogar. Pensamos que la
Iglesia, que dispone de varios o muchos locales vacíos y sin
uso, puede y debe aportar alguno de ellos para estos casos y
también para familias que puedan ser desahuciadas en los
próximos meses, dada la evolución alarmante que está
teniendo este problema que aumenta cada vez más entre los
ciudadanos.
4.- Concretamente, le pedimos, Sr. Obispo, que estudie Ud.
la posibilidad de ceder parte del Seminario Diocesano para
este fin, como ha hecho recientemente el obispo de Lleida,
aunque se vea la forma de que otras entidades públicas o
particulares puedan colaborar en la financiación de las
obras necesarias.
5.- Por último, decirle que nos sentimos reconfortados con
los gestos de humildad del nuevo papa Francisco quien ha
dicho que debemos acoger con afecto y ternura a toda la
humanidad, especialmente los más pobres, los más débiles,
los más pequeños y también dijo: “¡Oh, cómo me gustaría una
Iglesia pobre, y para los pobres!”.
6. En este nuevo tiempo eclesial que nos trae el nuevo Papa
nos gustaría que Ud. aquí en la diócesis adoptara gestos
concretos en apoyo de quienes más lo necesitan: aquellos que
están tirados en la calle, sin techo ni hogar.
7.- Estos gestos que le pedimos para la ciudad de Cádiz,
entendemos que se pueden extender perfectamente a las demás
localidades de la diócesis donde existan estos graves
problemas de exclusión social, para buscar también
soluciones a quienes más lo necesitan. Tenemos esperanza de
que Ud. reciba estas nuestras reflexiones y propuestas
sabiendo que lo hacemos movidos por nuestro afán de que la
Iglesia diocesana dé respuesta, desde el compartir que
pregona el Evangelio, a los más necesitados. Nosotros
estamos dispuestos a colaborar en la medida de nuestras
posibilidades en la puesta en marcha de estos proyectos.
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