España, frontera sur de la UE y responsable según Bruselas,
de rechazar al 63% de los inmigrantes irregulares que llegan
al espacio común, recibió el año pasado 2.580 peticiones de
asilo, un 25% menos que en 2011, el cuarto descenso anual
consecutivo y la cifra más baja de los últimos 25 años, lo
que le ha valido el descenso desde el puesto 24 que ocupaba
el año pasado hasta el 26 actual.
Así se desprende del informe anual de la Comisión Española
de Ayuda al Refugiado (CEAR) presentado este miércoles, que
sitúa a España en el puesto 26 de los 27 países de la Unión
Europea, por detrás de Estonia y sólo por delante de
Portugal, con 55 peticiones de asilo por cada millón de
habitantes frente a las 660 de la media comunitaria.
El portavoz de CEAR, José Antonio Rubio, ha señalado el caso
de Ceuta y Melilla, que se han convertido “en grandes
centros de retención” para los solicitantes de protección
internacional, a quienes no se permite viajar a la
Península, “vulnerando la Ley de Asilo y la Constitución”,
lo que invita a muchos a renunciar a su derecho. La llegada
de extranjeros a las ciudades autónomas se redujo un 15% el
año pasado, pero las solicitudes de asilo cayeron un 21% en
Melilla y un 63,5% en Ceuta.
Las carencias de la Ley de Asilo aprobada en 2009, la
ausencia de un reglamento que la desarrolle y la “falta de
sensibilidad” en general, de las autoridades, han convertido
a España este año en el segundo peor país de la Unión
Europea para pedir asilo, concluye CEAR.
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