Cada año el Festival de Fez crea, recrea, imagina un tema en
profundidad y lo desarrolla con la aportación de las
diferentes perspectivas y formas de entender el mundo. El
presente año está dedicado a Al-ándalus que, según palabras
del sr. Alain Weber, director artístico del festival, “no es
una utopía sino más bien el apogeo de una armonía de la cual
la fe monoteista se alimentó y colmó en el centro de un
paraiso donde las músicas modales y polifónicas se codeaban
“.
“Poco importa la realidad histórica, ante los ojos del poeta
árabe y del esteta poseido por la visión de un oriente
poético. La fascinación andaluza se inscribe dentro de una
visión universal como oasis del alma y vagabundeo del
espíritu lejos de nuestraglobalización uniformizada y
consumista. Esta fascinación hace resurgir la idea antigua
de la ciudad, microcosmos de un mundo donde se manifiesta la
quintaesencia de las artes y de la sabiduría, a través de
una urbanidad amaestrada, armonizada, lejos del tumulto
actual de nuestras agitadas ciudades. la imagen simbólica
del riad con sus murallas protectoras y su patio abierto a
las estrellas y al infinito se inscribe en esta visión de
grandes civilizaciones antiguas que encuentran su
inspiración en el orden cósmico.“
Las creaciones de esta edición se desarrollan especialmente
para esta temática tanto dentro de la historia de Al-ándalus
como de la historia de una humanidad que hasta hace algunos
decenios afirmaba su origen común a través de la libertad de
expresar ss diferencias. Mas allá de cualquier fusión
reductora, los artistas se han reunido en este instante
mágico y ritual al que llamamos concierto. La velada
inaugural ha tenido una creación original “el amor es mi
religión “como evocación poética, coreográfica y musical de
al-ándalus dirigida por Andrés Marín”. Aparentes
desconexiones entre las distintas partes de la creación no
desmerecieron el talento de los numerosos artistas amazighs,
árabo-andalusíes y flamencos que contaron con la presencia
de su alteza la princesa lalla salma. Desde las estepas de
Mongolia con Tsog Terei y Ganzorig hasta las montañas
pastorales sardas con voces nómadas que impactaron al
auditorio. Músicos de grecia y turquía crearon una atmósfera
especial con “ a puerta de oro Constantinopla en Estambul“.
El desierto de Mauritania nos sorprendió con la bella voz y
los instrumentos de Coumbane Mint Ely Warakane. Con un lleno
total de Bab Makina, paco de lucía no se encogió con el frío
que sorprendió a Fez esa noche y emocionó vívamente al
auditorio expresando lo mejor del flamenco con el conjunto
de músicos que ennobleció a todos y pudiendo afirmar con
Félix Grande que “en arte la última palabra la tiene el
flamenco “.
La voz libanesa de Abeer Nehme con cantos arameos, sirios y
bizantinos nos emocionó de manera especial por la pureza de
la voz. Aïcha Redouane, marroquí, impresionó con sonidos a
voca cerrada explorando sentimientos muy profundos. El grupo
Lynnaj Bélé de martinica homenajeó al poeta aimé césaire,
luchador incansable de los derechos humanos, de manera
sorprendente.
Una ceremonia en un pueblo del alto egipto nos condujo al
corazón del nilo sufí con Sheikh Hamid Hossein y su conjunto
que con proyección en pantalla fusionaba la música con el
movimiento creando una atmósfera tan real metiéndonos en el
alma del pueblo.
Desde Argeli,a Maurice Medioni nos transportó a “el gusto“
que celebra la vida y lo sagrado de manera original y
emocionante. Desde Bhutan nos aportaron diferentes
sonoridades Jigme Drukpa y su conjunto con escalas y
melodías que configuran otra mundo sonoro. La simpatía de
Ana Moura de portugal y su potente voz apoyada por tres
buenos músicos hicieron las delicias de los asistentes. El
conjunto Axivil Aljamía de España en una tarde especialmente
calurosa impresionó con sonidos de la época de los mudéjares
(musulmanes en tierra de cristianos) por su riqueza en
ritmos y melodías.
La noche del jueves tuvo lugar en Bab Makina la
interpretación de Assala Nasri de Siria que atrajo a tal
cantidad de público que todos los espacios de asientos y
pasillos estaban colapsados. Pese a la estupenda actuación
la falta de control de entradas provocó que algunos
asistentes protestaran por sentirse engañados y no contar
con un asiento.
La colaboración palestina-marroquí con Maher y el grupo
Mowashahât de Jerusalén resultó sorprendente. La conjunción
de cantos zulús de Sudáfrica con el Gospel Experience de
Ladysmith tuvo sus momentos intensos con la originalidad de
una voz femenina incorporando nuevos efectos producidos por
su voz y la incorporación de tecnología con posibilidades
rítmicas (experimentación en sí misma de efectos rítmicos,
pero como ajenos al canto esperitual) y la monotonía del
conjunto zulú, carente de la fuerza de los rítmos propios de
su cultura, y el empleo excesivo de la improvisación
melódica con sensación de histeria en su conjunto.
El grupo Lo Còr de la Plana de Marsella impresionó
absolutamente por sus polifonías y sus rimos
transmitiéndonos una vitalidad profunda. La noche de la
clausura la voz de Patti Smith (siempre exploradora de
nuevas sonoridades) de Estados Unidos cerró una noche donde
la alternancia de ritmos lentos y tranquilos con otros más
potentes y rímicos no sólo emocionó sino que hizo qe el
público se levantara y bailara extasiado.
Es imposible asistir a todos los espectáculos que en otros
espacios tienen lugar. Pero además de los foros tienen lugar
actuaciones de circo que este año se desarrollaron en el
precioso jardin Jnan Sbill, conciertos para el público
general, de manera gratuita, y al que asisten muchísimos
espectadores, actividades culturales, conferencias y
proyección de películas.
Ciertamente la presente edición del festival ha aumentado el
número de asistentes tanto de extranjeros como de
marroquíes. Tengo la sensación de que la ciudad de Fez
participa de una manera u otra de manera intensa, emocionada
y viva durante los 9 días del festival para reunirnos en
esta cita ya ineludible para seguir buscando todos los
elementos que ayuden a orientar a nuestro desorientado mundo
con todo lo que nos puede unir.
*Profesor de Música
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