Muchas han sido las veces que yo
he dicho que a partir de las once de la noche resulta
difícil encontrarme fuera de la cama. Mentiría si dijera que
no hay excepciones. Pero éstas no se deben a que haya
partido de la selección española de fútbol.
El domingo, sin embargo, poco antes de esa hora en la que el
sueño suele vencerme, me tomé un café muy cargado para que
me cortara de raíz el deseo irrefrenable de ponerme a
sobarla. Y de paso que me impidiera dar cabezadas tan
molestas como capaces de dejarme el cuello repleto de
contracturas.
El siguiente paso fue sentarme en cómoda butaca de la salita
de estar, ante el televisor, a fin de ver el partido
España-Uruguay, correspondiente a la Copa de Confederaciones
que se celebra en Brasil.
Cinco minutos antes del comienzo del encuentro, Sara
Carbonero, Manu Carreño y Kiko Narváez
anunciaron, con algo más que regocijo, la titularidad del
novio de la periodista. Incluso la Carbonero no se cortó lo
más mínimo en destacar que la decisión del seleccionador era
un acierto más de los muchos que ha tenido éste y que le han
dado a España los títulos que todos sabemos. Y se quedó tan
pancha.
La forma de expresarse de la Carbonero, debió estimular a
Kiko Narváez, andaluz que está empecinado en hacernos creer
que ha nacido en Valladolid. Y, claro, se hace continuamente
la picha un lío cuando saca relucir una dicción cachondeable.
Donde las eses líquidas aparecen mezcladas con el ceceo y
seseo.
El jerezano, que ha sabido ganarse la voluntad de todo el
Madrid periodístico, cuando menos se espera nos regala un
montón de palabras correspondientes a las llamadas figuras
de dicción andaluzas que hacen las delicias de Manu Carreño.
Y éste, tan sobrado de humorismo, se halla siempre dispuesto
a hacer la gracieta oportuna. Olvidando que la burla
graciosa, exige tener gracia, lo primero (Pemán).
Kiko y Carreño, como humoristas, carecen de futuro.
El buen juego de España, mejor dicho, su peculiar juego,
mantenía a raya a los uruguayos. Lo cual permitía que
Iker Casillas tuviera todo el tiempo del mundo para
mirar hacia la zona de los banquillos donde su pareja andaba
a la caza y captura de detalles que a nadie suele interesar.
Tan ensimismado estaba en esa tarea, es decir, escudriñando
cada movimiento de SC, que a punto estuvo de entregarle el
balón a un delantero contrario que pasaba por allí. Y es que
Casillas se hace con los pies los mismos líos que Kiko con
la lengua.
Quien detesta los líos, sin duda alguna, es Vicente del
Bosque. Y mucho menos los quiere tener con las
multinacionales que pagan a precio de oro la publicidad en
la cual interviene el niño nacido en Móstoles. En mayo,
concretamente el día 25, escribía yo acerca de por qué iba a
jugar Casillas la Copa Confederaciones. Por las comisiones
de la publicidad.
Del Bosque, cada vez con más ínfulas de estar por encima del
bien y del mal, dijo fechas atrás que el portero titular no
lo sería atendiendo a su calidad. O sea, que le faltó decir
que el portero iba a ser Casillas porque así lo imponían no
sólo los anunciantes sino también la cobertura de Mediaset
para la retransmisión de la Copa de la FIFA Confederaciones.
El señor marqués, en la carrera de la imparcialidad,
suspende. Pero lo hace a gusto. Dame pan y dime tonto. De lo
demás ya se encargan los periodistas sobrecogedores.
|