La manifestación convocada ayer
para reclamar una Europa con fuerte dimensión social,
urgentes políticas para reactivar la economía y la creación
de empleo, obtuvo muy escasa repercusión en cuanto a
seguimiento. Aún reconociendo que la temática es de
importancia, lo que no lo parece tanto es que las consignas
a nivel nacional que reciben los sindicatos tengan en Ceuta
el eco deseable, por varias razones, bien conocidas: el
espíritu reivindicativo en este pueblo no es, precisamente,
una de sus señas de identidad como tampoco lo es echarse a
la calle con mucha decisión para protestar por asuntos tan
importantes como la subida del precio del billete de barco o
los recortes del Gobierno, que son menos prosaicos y mucho
más afectos al bolsillo.
Los sindicatos han vuelto a cosechar un nuevo fracaso en
cuanto a tirón popular, ya que también es muy difícil
conciliar los intereses de consignas reivindicativas por
intereses de manifestación con la sensibilidad real de este
pueblo. Además, son ya muchas las convocatorias realizadas:
el 1 de mayo, por la escuela pública, por la sanidad, por
los recortes, por la corrupción y por tantas otras cosas,
que no queda ya margen de maniobra para mover al personal
para que muestre su repulsa conjtra muchas cosas más.
Los sindicatos han de reflexionar sobre la realidad:
convocar con tanta reiteración ni es bueno ni atrae lo
suficiente y luego, sucede el fiasco de que sean “cuatro
gastos” los que se juntan para nada. Tan es así, que a veces
ni puede hablarse de presencia testimonial porque es tan
exigua y ridícula, que no llega a suponer ni una protesta
seria. Por otra parte, el ceutí tampoco es proclive a que se
le maneje por cualquier cosa. Y este es un aspecto que no
debería caer desapercibido.
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