La tradición popular por San Antonio, la Romería en la
celebración de su festividad y la devoción por este santo
datan de muy antiguo. Las referencias históricas hablan del
siglo XV. Se trata de un santo franciscano que nació en
Lisboa y cuya devoción trae aquí la mencionada congregación.
En una celebración de estas características, hay que
remontarse al siglo XVI para conocer un dato concreto e
importante: la construcción de la ermita. Los estudiosos
hablan que los Hermanos Franciscanos, congregación a la que
pertenecía San Antonio de Padua, tenían un convento,
denominado de Santiago, en la actual Plaza de Africa,
situado concretamente donde se encuentran los pabellones
militares y que, con posterioridad, fue de los Trinitarios.
La tradición por las romerías se remontan al siglo XVIII, ya
que se trataba de una serie de tradiciones populares, ya que
en las ciudades había por costumbre tener santuarios o
ermitas en las afueras de las ciudades, donde se iba en
romería para venerar a las imágenes que, habitualmente se
desplazaban durante la primavera, para que fueran visitas
durant es el uso de alfileres.e el verano y, llegado el
otoño, se les bajaba a las ciudades en procesión.
Estos usos y costumbres de la época se mantuvieron a través
del tiempo, heredándose de padres a hijos como un legado
generacional.
En el caso de San Antonio, dos son sus características
definitorias más acusadas: los panecillos y la creencia que
facilita el matrimonio de quien se encomienda en él. En el
primer caso, la tradición de los panecillos es consecuencia
del milagro que protagonizó con la multiplicación de los
panes del concento en el que se encontraba las puertas. De
ahí arranca la creencia generalizada de que quien recibe el
pan de San Antonio no le va a faltar el mismo, algo muy
necesario en la actual situación de crisis económica y que
adquiere plena vigencia, para quienes son sus devotos.
Otro de los dones que se le atribuyen es el de encontrar
marido para aquéllas mujeres solteras, como antigfuamente se
decía, “en edad de merecer” y que, llevadas de esta creencia
tan generalizada, friccionaban su trasero por la piedra que
se encuentra en la puerta de la ermita y que, en realidad es
una cruz con baldosas, al igual que en otros lugares, como
es el caso de Madrid, la costumbre es el uso de alfileres.
Como todo en la vida, leyenda urbana o no, lo cierto es que
estas creencias son una tradición que acompañan al santo a
través de los tiempos.
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Virgen de Africa, Medinaceli, El Encuentro y San Antonio
A la hora de rememorar el “tirón”
popular de nuestros santos y vírgenes, resulta que el gran
movimiento de masas viene determinado por la Virgen de
Africa, la Patrona de Ceuta en primer lugar, sin olvidar el
traslado del Medinaceli, cuya espectacularidad es
tradicional, la aglomeración de personas que sigue El
Encuentro en la puerta del Ayuntamiento y la romería de San
Antonio, que concita en el Monte Hacho a un sinfín de
ceutíes que se muestran devotos de este santo que reside en
su ermita.
En la Ceuta de las tradiciones y el costumbrismo, San
Antonio ocupa un lugar de privilegio porque es sinónimo de
convivencia, diversión en el monte y tradición secular
ceutí. Los estudiosos le consideran el santo más popular.
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