Confieso que me suelo descomponer
cuando alguien levanta la voz para decir que está dispuesto
a quitarse la careta. Reconozco que me entra una tiritera
espantosa porque entiendo que quien lo dice está dispuesto a
poner al descubierto la realidad de su persona o de sus
intenciones ocultas. Que en ese grito de voy a quitarme la
careta, de una vez por todas, existe una amenaza implícita.
Es lo que me ocurrió ayer, cuando me pusieron una grabación
de un debate de la Cope, y una voz atiplada resonó en el
ambiente para expresarse de tal guisa. Es decir, amenazando
con que iba a quitarse la careta. Quien así se expresaba no
era un cualquiera, ni mucho menos; era el todopoderoso
Rafael Montero Palacios. Y, claro, se hizo el silencio.
Un silencio sepulcral.
No en vano cuando el editor habla, y además decide hacerlo
sin careta, o sea, a rostro descubierto, mostrándose tal y
como es él y lo que piensa de los demás, a los demás no nos
cabe más que echarnos a temblar y no decir ni pío. Porque
cuando don Rafael dice “diego” nadie diga “digo”. Ya que su
palabra está por encima de toda palabra.
Por su conocida capacidad intelectual y por la elevación de
su alma y la grandeza de su carácter, don Rafael no dudó en
airear por las ondas, a careta quitada, que nuestro alcalde
es un hombre prudente al que le falta el valor suficiente
para meter en vereda a quienes denuncian los camiones
pagados indebidamente a Urbaser. Y, de paso, se refirió a
este medio, más o menos así, que una portada, alimentada por
un funcionario y un “tonto útil”, había servido para meterle
las cabras en el corral al consejero de Economía y Hacienda.
Y algunas cosas más.
“El tonto útil”, secretario general de los socialistas de
Ceuta, según dijo el hombre sin careta, está perjudicando al
PSOE, y hasta fue más allá: dijo que está haciendo su papel
de “tonto útil” porque a lo mejor cobra… Y volvió a
insistir: el Gobierno local es muy débil porque se deja
asustar por un “tonto útil” y por un funcionario.
Quitarse la careta es muy peligroso. Pues quien toma esa
decisión hace posible que todos quedemos enterados de que
antes había estado viviendo sumido en la mentira. Engañando
a cuantos le trataban. Mientras en su interior había
cantidades enormes de tripas por estrenar.
Las tripas por estrenar de don Rafael, cuando parecía que
había alcanzado un poso de inteligencia y madurez, puestos
al servicio de las ondas, para deleite de los radioescuchas,
las hemos podido apreciar durante esa intervención suya en
la citada tertulia. Y la verdad es que nos gusta mucho más
cuando actúa con careta.
Con careta, don Rafael da mejor impresión. E incluso con
ella podría volver a probar fortuna como político. Pues aún
se le recuerda como alguien que cambió las aceras de Ceuta y
desde entonces los transeúntes no han dejado de caerse. De
caerse de culo dándose unos jardazos morrocotudos. Y es
entonces, cuando me consta que más se acuerdan de él. Del
hombre que hizo de Ceuta Unida un partido que gobernó
durante el cierre de un periódico. Por lo tanto, creo que
don Rafael se ha equivocado al quitarse la careta cuando ha
visto frustrados sus deseos de que otro periódico cayera
como aquel que lo hizo en 1992. Por más que cuente con la
anuencia del líder de Caballas: Aróstegui. Quien, por
cierto, no se cortó lo más mínimo cuando le tocó denunciar
los pagos indebidos a Urbaser. Otro “tonto útil”. ¿Verdad,
don Rafael?
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