Si usted decide leer el informe
que ha hecho la consultora KPMG, cuyas siglas parecen más
bien las de un departamento soviético de los años de
Maricastaña, acerca de los pagos indebidos a Urbaser, yo le
aseguro que será incapaz de llegar al final. Es más, que ni
siquiera pasará del primer párrafo.
Para enterarse de lo que dice la consultora, que parece
tener su central en Moscú, lo primero que yo aconsejo es que
lo hagan junto a un especialista en cripticismo. Un
profesional capaz de adentrarse en lo oscuro o difícil de
comprender. Aun así, mucho me temo que usted, tan interesado
en conocer todo lo concerniente a los pagos indebidos a
Urbarser, por parte de los interesados en decir que no ha
habido pagos indebidos a la empresa de la basura, terminará
sin saber ni papa del asunto y, además, confundido.
Trastornado.
He aquí, como ejemplo, parte de un párrafo copiado
literalmente del informe de marras y que seguramente le
dejará a usted la cabeza como si se hubiera bebido un cartón
de morapio: “El análisis de la evolución de los distintos
elementos que componen los ‘Precios Unitarios’ de manera
aislada, asociando a la amortización del material afecto a
la concesión en consideración de los costes incurridos en la
adquisición de los mismos”.
Si usted, lector, tiene voluntad a raudales para llegar
hasta lo ya reseñado, que está espigado del tercer párrafo
del informe que parece más bien un comunicado de la antigua
KGB, no le extrañe si pierde el norte durante horas, que fue
lo que me ocurrió a mí la semana pasada, y que a punto
estuvo de hacerme salir corriendo hacia la sala de urgencia
del Hospital Universitario.
En mi caso, y gracias al partido de Nadal-Ferrer, me
fui recuperando del estado inconsciente al cual quedé
sometido por haberme atrevido a leer tres párrafos del
informe de una consultora que tiene el mal gusto de llamarse
KPMG. Y, en cuanto finalizó la final de Roland Garros, y me
sentí mejor, lo primero que hice es buscar la historia de la
auditora que en vez de explicarnos todo lo referente a los
pagos indebidos de Urbaser lo que ha tratado es de que uno
se vaya aficionando a hablar el ruso. Que está muy de moda.
Y, gracias a Internet, descubrí que la KPMG no detectó
ninguna irregularidad en las cuentas de la CAM en los
últimos veinte años. De una CAM en situación de insolvencia
que forzó su intervención por el Banco de España. Mientras
que la KPMG, nombre que impresiona, había firmado sus
cuentas, las de las Cajas Mediterráneas, sin salvedades. Lo
que había venido haciendo desde hacía un porrón de años. Y
es que donde hay amistad…
No conforme con este descubrimiento, seguí buscando
actuaciones de la KPMG, sobre todo por haber extraviado mi
memoria, tras leerme tres párrafos de su informe acerca de
los pagos indebidos a Urbaser, por parte del gobierno local,
y me encontré con que las Auditorias de KMPG y BDO pasaron
también por alto el desfalco de la SGAE.
He aquí una noticia esclarecedora de cómo actuaron las dos
consultoras en las cuentas de la Sociedad General de Autores
(SGAE) y de la Sociedad Digital de Autores (SDAE) “Ambas
recibieron año tras año la bendición de las auditorías.
Incluso en los tiempos de mayor actividad de la trama”.
Por consiguiente, el informe que la KPMG ha hecho del ‘caso
Urbaser’, además de carecer de crédito, produce desvarío
mental. A quien ose leerlo.
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