Las pocas opciones que tiene el
Gobierno de la Ciudad de demostrar su ánimo de transparencia
y claridad, (algo que no ha hecho hasta ahora) sólo le
conducen a llevar al Juzgado a la empresa Urbaser para
reclamarle excesos en la facturación. Querer escudarse en
subterfugios o dilaciones, no hacen mas que evitar el camino
más recto. Que Urbaser defienda sus intereses es normal y
lícito, pero que el Gobierno pueda llegar a pensar en
seguirle el juego en contra del interés de todos los
ciudadanos resultaría vergonzoso.
Presentarse de la mano de una empresa como KPMG con
sospechas sobre sus auditorías para el Banco de España y la
Audiencia Nacional, no es la mejor fórmula para apoyar unas
alegaciones que parecen únicamente opiniones destinadas a
descalificar al autor del los informes, el técnico contable
al que Juan Vivas dijo que había hecho un trabajo brillante.
Mientras los medios afines al Gobierno se desatan en apoyar
a ciegas a una auditora que, ni más ni menos, no detectó
ninguna irregularidad en las cuentas de la entidad
financiera alicantina CAM que fue intervenida por el Banco
de España, y que pasó por alto el desfalco en la Sociedad
General de Autores con Teddy Bautista de protagonista.
Urbaser se encomienda a KPMG que ha ‘colaborado’ en sendos
problemas de grueso calibre en otras tantas entidades de
millonarias facturaciones y a las que cobró sus buenos
millones. Cuando se hablan de temas tan serios en donde
intervienen el Banco de España y la Audiencia Nacional,
quien ha sido responsable de fiscalizar las cuentas, no
tiene ninguna credibilidad ni autoridad moral para pretender
desacreditar a nadie. Todo lo contrario, habrá que
cuestionarse mucho la credibilidad de KPMG, no vaya a ser
que lleve al Gobierno de la Ciudad al mismo sitio que
condujo a los responsables de la CAM y de la SGAE. Ojo
avizor.
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