Los domingos me cuesta mucho
trabajo escribir. Me puede la pereza y ésta hace posible que
la poca imaginación que uno pueda tener desaparezca como por
arte de ensalmo y me enfrente al folio en blanco sin saber
qué decir. Semejante situación la suelo resolver, pero nunca
hasta hoy he estado más cerca de llamar al gerente del
periódico para comunicarle que me permita descansar. Al
final, echando mano del amor propio, he decido cumplir con
mi deber. Aunque sea recurriendo a la memoria para hablar
del ‘caso Urbaser’. Eso sí, aceptando que a alguien se le
ocurra acusarme de lo mucho que me agrada redoblar el
tambor.
El llamado ‘caso Urbaser’, por si queda alguna persona que
no tenga ni idea de lo que se trata, se refiere a que el
Ayuntamiento estuvo pagando camiones ya amortizados y así
hubiera seguido haciéndolo si la empresa hubiese continuado
siendo la concesionaria de la recogida de basura.
Mas el 18 de abril, cito de memoria, apareció en este
periódico una portada espectacular, donde se daban pelos y
señales de un asunto que iba a causar el consiguiente
alboroto en la ciudad. La noticia consistía que un técnico
contable había descubierto que el Gobierno local le había
pagado mucho dinero de más a la empresa de la basura.
Millones de euros, que no venían a cuento. El hecho fue
denunciado por José Antonio Carracao, secretario
general de los socialistas de Ceuta, y se armó una
tremolina.
Y lo que hicieron con Carracao, tras los primeros momentos
de desconcierto, fue vituperarlo, calumniarlo, censurarlo, y
pronto apareció en escena el tipo más inteligente de esta
ciudad para motejarlo de “tonto útil”. Y Carracao, sin
dudarlo, presentó una denuncia en la Fiscalía. La que pronto
respondió lo siguiente: “Que en el presente caso existen
indicios suficientes para considerar que estamos en
presencia de delito”. Y decide elevar al juez la denuncia.
Entonces, es decir, tras la decisión adoptada por el
Ministerio Público, Aróstegui, que había motejado de
“tonto útil” a Carracao, se presentó en la Cadena Ser para
largar de lo lindo contra el Gobierno local. Dijo que el
contrato de Urbaser era la corrupción. Que el Ayuntamiento
había sido expoliado bajo la mirada complaciente de su
alcalde. Y que en el City Hall se gobierna bajo el aval del
compadreo y que los funcionarios firman, quizá por
comodidad, todo lo que se les pone encima de la mesa. Y
hasta se atrevió a sacar pecho: destacando que él había
denunciado los pagos indebidos a Urbaser en un pleno, tiempo
atrás, y hasta aireó la respuesta que recibió por parte del
político interpelado. Una contestación que no admitía dudas
acerca de la gravedad del tema.
Ni que decir tiene que el portavoz del Gobierno siguió
negando en redondo todo cuando se iba publicando. Y sus
declaraciones eran celebradas por los medios afines. Y,
desde luego, principiaron a perseguir al técnico contable.
Por más que éste no llegó ni a inmutarse. Tal es así, que,
pasados unos días, el funcionario volvió a demostrar que
había más irregularidades en los pagos a Urbaser.
Y los medios afines al gobierno, cuando han visto que la
Policía especializada en delincuencia económica ha comenzado
su trabajo, han arremetido nuevamente contra Carracao y el
funcionario. O sea, el técnico contable. Con el fin de que
éstos se acoquinen. Y, metidos ya en faena, han empezado a
desbarrar contra quienes se vienen limitando a dar pruebas
de un asunto que huele mal y del que los ciudadanos quieren
saber. O sea.
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