La Unión Europea ya comienza a
plantearse muy seriamente, una serie de medidas para
controlar los “movimientos” de ese trasiego de yihadistas
que se desplazan a Siria en un flujo muy superior a los
casos de Afganistán, Pakistán, Somalia o Yemen y los
ministros del Interior de los veintisiete, adoptan medidas
de control para evitar la expansión del terrorismo radical
islámico a Europa y el norte de Africa. Así, han decidido
tipificar como delito los viajes al extranjero para la yihad
con objetivos de entrenamiento o combate, que serán
considerados como tales y con sanciones administrativas.
Obviamente, no se trata de turismo al uso tradicional sino
con certificado de muertes, lo que supone una muy seria
amenaza para Europa y el mundo.
Los movimientos yihadistas son sinónimo de terrorismo y, por
tanto, se hace imprescindible adoptar las medidas necesarias
para prevenir intervenciones de esta naturaleza. La
captación de los cinco casos de ceutíes que han marchado a
Siria en siete días, para convertirse en terroristas que
siembren la tragedia, es un indicativo también de que
nuestra ciudad es una “cantera” de captación y, por tanto,
un semillero de presuntos terroristas en ciernes, a la vista
de los casos que se vienen dando. De ahí que las
investigaciones se extremen para detectar, incluso por las
redes sociales, este tipo de conductas bajo sospecha y
alarma.
Los 600 o 700 casos de europeos captados para la yihad son
una alerta muy seria para que los responsables de la
seguridad a nivel mundial se activen a fin de neutralizar
esta “corriente”. La seguridad de las fronteras y de los
países, ha de ser una prioridad para evitar acciones
terroristas que siembren la tragedia y hagan correr ríos de
sangre de manera indiscriminada.
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