En un mercado de trabajo revolucionado como el que
vivimos aparecen nuevos modelos de acercamiento y
fidelización a los candidatos. Casi nadie es capaz de
aconsejar a los jóvenes qué carrera estudiar, y resulta muy
complicado desentrañar la fórmula de la empleabilidad
perfecta para quienes buscan un empleo. Enrique Sánchez,
presidente de Adecco para España, cree que si se mejora la
forma en la que los grupos de recursos humanos como el que
preside se relacionan con candidatos y empresas, es posible
seguir siendo relevante en la industria del reclutamiento y
ayudar a quienes se embarcan en la difícil aventura de
encontrar un trabajo.
En un mercado de trabajo revolucionado como el que vivimos
aparecen nuevos modelos de acercamiento y fidelización a los
candidatos. Las fórmulas para encontrar empleo –que se ha
convertido hoy en la ocupación más difícil del mundo, para
la que hace falta ser un verdadero especialista– pasan por
reinventarse profesionalmente, por hacer las cosas de un
modo diferente, adaptarse y ser más flexible que nunca. Casi
nadie es capaz de aconsejar a los jóvenes qué carrera
estudiar, y resulta muy complicado desentrañar la fórmula de
la empleabilidad perfecta para quienes buscan un empleo o
desean cambiar definitivamente de trabajo o sector.
En este entorno de gran incertidumbre Enrique Sánchez,
presidente de Adecco para España, Portugal y Latinoamérica,
cree que si se mejora la forma en la que los grupos de
recursos humanos como el que preside se relacionan con
candidatos y empresas, es posible seguir siendo relevante en
la industria del reclutamiento y ayudar a quienes se
embarcan en la difícil aventura de encontrar un trabajo.
Sánchez asegura que “se trata de hacer trajes a medida,
porque ya no valen las soluciones globales”, y se refiere al
potencial que tienen las agencias privadas de empleo: “Esto
puede provocar un cambio. Hay que tener en cuenta que esta
figura tiene mucha más penetración en el resto de la Unión
Europea que en España. Aquí no hay acuerdos con ninguna
comunidad autónoma, y el INEM ha sido ineficiente hasta
ahora para ayudar a la gente a buscar trabajo».
El presidente de Adecco se muestra convencido de que «es
posible ayudar más, pero es necesario que los recursos se
sitúen de forma adecuada. Los españoles quieren trabajar; no
cobrar el desempleo, y los incentivos pasivos deben
colocarse en la economía productiva del lado de los
trabajadores. El foco debe estar en el empleo y en la
contratación, no es subvencionar el paro”. Sánchez explica
que en este escenario de cambios y nuevas exigencias
profesionales, “la capacidad para acceder al mercado de
trabajo es mayor hoy de lo que era antes. A través de las
tecnologías de la información se pueden canalizar muchas más
opciones”.
Reconoce además que la industria del reclutamiento “ha
sufrido los rigores de una economía perversa. No podemos
olvidar que estamos muy pegados al ciclo económico y a la
terrible crisis del empleo. Es evidente que este ciclo
económico no ayuda. Esto ya no se trata sólo de una agencia
que recibe a un candidato que busca empleo. La forma en la
que llegamos a las empresas ha cambiado radicalmente, pero
los trabajadores seguirán necesitando un cara a cara con
nosotros. Es evidente que hay que hacer las cosas de un modo
muy diferente al que se hacían antes. Esto resulta
fundamental porque, de lo contrario, los agentes
tradicionales que no lo hagan van a desaparecer”.
A pesar de los aires de cambio, de reinvención y de actuar
de manera radicalmente distinta, el presidente de Adecco
observa que “hay que tener en cuenta que algunas cualidades
que eran válidas lo siguen siendo y lo serán. Cuando se dice
que es necesario reinventarse, eso quiere decir que hay que
aprender, entender de tecnología... La capacidad de
adaptarse a las circunstancias determina el éxito. Si no
eres capaz de pensar de otra forma te quedas fuera de juego.
Pero conviene que te adaptes sin perder tus valores y señas
de identidad. Es cierto que la gente no se transforma de la
noche a la mañana. Se trata más de una evolución que de una
transformación brutal”.
Sánchez opina que los grupos de recursos humanos dedicados a
la selección “han de ser un socio en la vida profesional de
un candidato. Pero además, la empresa ya no es sólo un punto
de contacto para los trabajadores que están buscando un
empleo. Las compañías también se han convertido en socias en
todo este proceso”.
¿Preparados para competir?
La distancia entre la Universidad y las necesidades de las
empresas y las exigencias del mercado laboral es otra de las
grandes preocupaciones de Enrique Sánchez, quien opina que
“es un hecho que Universidad y empresarios o mercado laboral
circulan a velocidades distintas”. El presidente de Adecco
cree que “el sistema educativo debería formar y preparar
para abordar la búsqueda de empleo según lo que necesiten
las empresas. Esta es una obligación inexcusable”.
Sánchez añade que “España no fabrica las competencias que el
sistema productivo necesita. Los jóvenes pueden escoger lo
que estudian, pero al menos deberían tener información
precisa sobre los perfiles que se van a necesitar. Esto hoy
no ocurre. En el resto de la UE la situación es distinta. Se
advierte un compromiso del sistema educativo en otros
mercados para informar y proveer de conocimientos para que
las nuevas generaciones conozcan cuáles son los perfiles
necesarios”. Enrique Sánchez recuerda que en España tenemos
un 40% de universitarios, y se pregunta qué carreras son
verdaderamente útiles: “Con esto me refiero a analizar qué
estudios implican una posibilidad real de encontrar trabajo
en el sector productivo. Es evidente que hoy existe un un
punto de desencuentro entre las competencias requeridas y
las habilidades que son necesarias”. Asimismo apunta otros
factores que lastran las oportunidades para adecuarse a las
exigencias del mercado laboral: “Un 80% de quienes han
perdido un empleo en el sector de la construcción son
jóvenes que decidieron dejar de estudiar para dedicarse a un
trabajo que ha desaparecido”. Añade que, además, “España es
analfabeta en idiomas, y la verdad es que si el sistema
educativo no garantiza el conocimiento de inglés al acabar
la carrera, es que estamos haciendo mal las cosas”.
Sánchez cree que “hay toda una generación que vamos a
perder. Los jóvenes que se van son talento en el que hemos
invertido y que perdemos definitivamente. Lo ideal sería
recuperarlo y no perder ese inmenso valor. El paro juvenil
es la parte más trágica. Nuestra tasa de fracaso escolar es
el doble de la UE. Hay un porcentaje muy alto de la
población más joven que han decidido no continuar con sus
estudios para trabajar (se fueron a la construcción). No
invirtieron en formación y hoy se han quedado cortados”.
¿Sabe la gente buscar empleo?
La enorme velocidad es el sustrato de todos los cambios en
el mercado laboral. Resulta complicado reconocer y anticipar
los cambios en la economía y en el mercado de trabajo, y no
todos tienen la habilidad y flexibilidad para adaptarse a
las nuevas circunstancias. Hay quien dice que la gente no
sabe buscar trabajo. Para Enrique Sánchez, “lo primero que
hay que decir en este sentido es que resulta inmoral
responsabilizar de falta de competencia a quienes buscan un
trabajo. Ellos no son responsables de las deficiencias y no
son la causa principal de las altas tasas de desempleo que
padece España. Los motivos se han de buscar en la crisis
económica; en unas reformas que se han hecho tarde y mal; o
en la propia reforma laboral, insuficiente y que, asimismo,
ha llegado tarde”. A pesar de todo, Sánchez cree que,
efectivamente, una gran parte de quienes buscan empleo no
sabe buscar trabajo. “El 80% de los currículos y entrevistas
laborales presentan deficiencias de forma que en muchos
casos tienen solución. No es sólo que un 58% de jóvenes
menores de 25 años busquen un puesto. Hay mayores de 45 que
llevan muchos años haciendo exactamente lo mismo en la misma
empresa, y este es un fenómeno que nunca más se va a
producir. Estos profesionales también se encuentran con
graves dificultades para volver al mercado laboral”. Sánchez
recuerda que “hoy se requieren aptitudes como el dominio de
idiomas, o de la tecnología; profesiones y perfiles técnicos
o habilidades sociales (especialmente demandadas en
posiciones comerciales). Pero también ciertas actitudes que
no tienen nada que ver con el deseo de lograr un trabajo
para siempre.
Resulta imprescindible saber desarrollarse en diferentes
empresas y trabajos; la voluntad de moverse de puesto y de
ubicación geográfica; la determinación para ser empleable;
la flexibilidad, apertura o disponibilidadad y estar
dispuesto a aprender”.
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